miércoles, 12 de septiembre de 2012

El hombre invisible

A menudo, pensamos que el cervatillo herido es un animal ingenuo e indefenso, que busca huir de buitres como tú. En ese caso, estás equivocado. Suelta la litrona, pídele al duendecillo verde que se calle y escucha. Ellas no son muy diferentes a ti, el puritanismo murió (¡viva!) hace tiempo y desde entonces, la liberación de la mujer nos ha dado muchas satisfacciones. Quítate la venda y observa que quieren lo mismo que tú. Son lobas con piel de cervatillo, están sedientas de carne y tú vas a tener lomo que dar.

Por desgracia vivimos en una sociedad aún con algún que otro comportamiento machista y eso impide que ellas puedan actuar con total libertad. Tienes que mover ficha tú. Sabes que quieren, sabes que quieres pero no consigues que la batalla acabe entre sábanas. No desesperes, nosotros te decimos cómo.

Se trata de ser 'el hombre invisible'. Su mayor preocupación en ese momento es su imagen frente al grupo. Cualquier reacción basta para que sea criticada y, por miedo, será reticente a acostarse contigo. 'El hombre invisible' tiene que conseguir que ella piense que si se acuesta contigo no lo sabrá nadie. Crea esa esfera de secretismo y disimulo, de desconocimiento del grupo, donde ella pueda desenvolverse libremente, sacar su fiera y coronarte el Everest. Cada vez que utilices una de nuestras sucias o tus propias estrategias no olvides ser también 'un hombre invisible', ser discreto. Si ella se da cuenta que contigo nadie va a saber nada, vaya si va a aullar. El cómo conseguirlo es cosa tuya, dale a la imaginación, pero que en su cabeza se forje la idea que puede hacer contigo lo que se le antoje sin que nadie se entere.

Se lo que estás pensando "¡Que buena idea! Pero quiero contárselo a mis amigos". Que te crees, ¿que ella no lo va a contar? Pobre necio, lo va a contar a sus amigas, cada detalle (siempre lo hacen) y, por supuesto, tú no vas a ser menos con tus amigos. Pero hasta entonces se discreto, caza en silencio y disfruta la batalla, que en ésta no sera precisamente la sangre lo que corra. Y ya sabes, no menciones al Buitre Beodo.

lunes, 20 de agosto de 2012

De rebote

Hace ya unos meses, te hablamos de un extraño, huraño y escurridizo ser: las exnovias. Ya sabéis, estas tías que un día nos parecían maravillosas y extremadamente follables; y al día siguiente solo nos parecen extremadamente follables. Si no has leído la entrada, te recomiendo que la leas antes de esta, porque entenderás mejor la lógica femenina de la que te queremos hablar hoy; aunque esto último sea casi una antinomia de definición (ya sabes, decir "entenderás mejor la lógica femenina" es casi como decir eso de "esta afirmación es falsa").

Ahora que ya estamos todos en el contexto adecuado, te proponemos que recuerdes como han sido todas tus rupturas, como fueron las rupturas de tus amigos, como fueron las rupturas que te contaron tus exnovias y como son las rupturas en televisión o en el cine. Te evitaré ese esfuerzo antes de que caigas presa de una diarrea mental y de paso ahorraremos algo de tiempo: las rupturas tienen rebote. Exactamente igual que una pelota cayendo; tienen mayor rebote cuanto mayor sea la altura desde la que caen. Las relaciones largas, duraderas, tienen un rebote mayor, rebotan muchas veces y los rebotes parecen casi otra relación; mientras que las relaciones cortas rebotan poco, y las recaídas son discretas y silenciosas.

Cuando una relación termina, eso no ocurre con un golpe seco (excepto que tirándoos los tratos a la cabeza, os deis, que entonces si termina con un golpe seco, y bastante sangre; pero eso te lo contaremos en otra entrada). En realidad, vas a recaer, una y otra vez; hasta que las recaídas os resulten tan tóxicas para ambos que no rebotéis más. Como ya te contamos en la entrada sobre tus exnovias, las recaídas pueden molar (que entonces son cortas y cuando termináis cada uno se pone sus pantalones y te vas a tu casa), o pueden ser solo el paso previo a otra ruptura, donde te echen otra vez en cara un montón de cosas que tú no quieres escuchar. Y ese proceso se repite de forma sistemática, con rebotes cada vez más cortos y juntos, en los que debes saber aprovechar la oportunidad y no olvidarte nunca de usas precauciones (y no me refiero solo a la gomita; debéis dejaros bien claro que solo es un rebote, ¡y nada más!).

¿Y por qué es tan importante saber esto? Pues para empezar, para que tengas tu casa limpia y tu cama hecha por si viene tu ex a casa. Pero no siempre vamos a ser tan frívolos. Esto debe servirte para para entender bien la temida lógica femenina. ¡Debes ser raudo! Si tu objetivo, esa chica a la que quieres beneficiarte desde hace semanas, va a quedar con su ex: ¡queda tú con ella un par de días antes! Porque es muy jodido competir con un tío que ya sabe bien como le gustan las peleas en la cama (o en la ducha o sobre una mesa, ahí no nos metemos nosotros). Intenta anticiparte a sus movimientos, si ese cervatillo está herido será más fácil de cazar, debes aprovechar tu oportunidad... Pero cuidado. Si la pillas en un rebote, la lógica femenina la empujará más hacia el olor del helado de chocolate y las pelis que hacia la testosterona. Y eso no es lo que nosotros queremos. Queremos sudor, pero no lágrimas. Ya sabes, por si acaso no menciones los consejos del Buitre Beodo, por si sale mal.

miércoles, 25 de julio de 2012

Golpe de Remo


Entre todos los momentos tensos en la caza del cervatillo, quizás el más importante sea hacerle saber que le estás cazando. Hacérselo saber sin que huya o te ponga una denuncia ante la policía por depravado y descerebrado perdido. Es decir, hacerle saber que quieres algo con ella, de forma ELEGANTE. Y eso, para alguien que lo más elegante que ha hecho en su vida es beberse el kalimotxo con pajita, puede resultar complicado.

Lo primero que debes aprender es a diferenciar entre mostrar tu interés y convertirte en un baboso de dudoso gusto. Esto es complicado; y hay que hilar fino, pero si aprendes a hacerlo bien te garantizamos que tus oportunidades se multiplicarán. Mostrar tu interés de forma clara es bueno, pero que no parezca que te está haciendo un favor, si no que, en todo caso, se lo vas a hacer tú a ella. Si consigues que ella se entere de lo que quieres, sin llegar a ofenderse, habrás conseguido tu objetivo. 

Y esta es, precisamente, la táctica del Golpe de Remo. Eso no quiere decir que vayas a tomar algo con una chica armado ni ataviado con tu traje de marinero de la comunión. No hombre no, eso no. El Golpe de Remo consiste en hacer un comentario (¡uno solo!) que diga, sin decir, lo que realmente estás pensando: que se lo harías encima de esa mesa sin ningún problema. Es importante que en este momento tu sangre riegue bien tu cabeza y pienses correctamente; debes ser gracioso, pero no un payaso, debes ser pícaro, pero no gilipollas, debes ser rápido, pero no precipitado.

Lo mejor es un comentario corto, que se entienda perfectamente, en un sitio donde te escuche bien, pero no haya mucha gente. ¡Aprovecha la oportunidad lumbreras! Si va al baño, tú detrás; y la sueltas. Si va a pedir otra ronda, tú detrás. Si se va de la fiesta antes que los demás, tú detrás. Si estáis de botellón y quiere otra copa, tú detrás. Y aprovecha cualquier instante en que estéis solos, no sabes cuando tendrás otra oportunidad. Quizá la primera vez que lo hagas no debes arriesgarte, y ser discretito: una broma y vuelves al grupo. Pero después tienes que hacerte fuerte, hacer de esta técnica otro apéndice en tu libro del ligue, atreverte a algo más. Puedes probar a decírselo al oído si va a pedir una copa en la discoteca. ¡Engánchala de la cintura coño! Disimuladamente, como si la quitases de en medio para coger algo, ¡lo que sea!

Lo de la cintura suele funcionar, pero ten cuidado; si parece que es una broma puedes entrar en el peligrosísimo terreno de la amistad. Si lo haces demasiado fuerte, parecerás un neandertal de muy dudosos modales. Pero si lo haces bien, te garantizo que ella habrá entendido a la primera lo que quieres. Necesitaras práctica; cuando lo hayas probado, nos lo cuentas. 

miércoles, 2 de mayo de 2012

La clave de la seducción

Desde el Comité de Preparación Psicológica del Buitre Beodo estamos encantados de darte una noticia: no vas a volver a salir a ligar en tu vida. No, nunca más. Se acabaron esas noches de ir detrás de esa chica que te presentaron tus amigos, de esas noruegas que están de Erasmus y de cualquier otra mujer. A partir de ahora, no sales a ligar, sales a jugar.

La razón es sencilla. En el momento en el que sales con la predisposición de conseguir un resultado, tu mente inconsciente ve cada paso como una insondable montaña a la que escalar para conseguir algo idealizado que no esperas, en tu fuero interno, conseguir. Por eso, cuando sales a ligar, te tienes que olvidar de ligar, debes desentenderte del resultado. Hacer lo contrario solo provoca tu auto-sabotaje y que repelas a las mujeres. Y sí, ellas huelen cuándo vienes a ligar, lo notan a kilómetros. ¿Y sabes? Que si no eres un imbécil baboso ni un vegetal completo, si lo que quieres es pasártelo bien TÚ, provocas que la interacción fluya de manera natural.

La idea es que cuando inicias una interacción con el cervatillo, debes transmitir desde tu Lenguaje No Verbal (LNV) y tu lenguaje verbal, que siempre tienes algo mejor que hacer, pero que has iniciado una conversación con ella porque te ha llamado la atención algo especial en su mirada, sonrisa, etc y además te apetece regodearte en la tensión sexual. Eres un depredador, disfruta de la sangre, alarga los silencios incómodos y tócala desde el principio. Pero ya hablaremos en otro post de esas técnicas.

Tu vida en la seducción tiene dos partes. Antes de leer esta entrada y después. A partir de ahora, hagas lo que hagas, digas lo que digas, lo dices y lo haces porque A TI te divierte. Igual que te divierte jugar al Monopoly o al Fútbol. Eso sí, hay que jugar con reglas, y el problema de los que salen a divertirse ligando es que salen a jugar al Rugby, cuando las chicas en realidad juegan al Ajedrez. Ellas quieren jugar tanto como tú. Si no, no se pondrían guapas ni se maquillarían, ni te mirarían con esos ojitos de corderito degollado. Pero no les puedes intentar hacer un Touchdown cuando ellas quieren hacerte un Jaque Mate. Así no funciona.

Recapitulando, hay tres ideas básicas para que pongas en práctica desde ya:
1) No sales a ligar, sales a jugar.
2) Tienes siempre algo mejor que hacer que salir a ligar. Le entras porque te divierte, y si te rechaza, te descojonas y te vas a hacer otra cosa más divertida o a entrarle a otra.
3) Sales a jugar, pero con las reglas adecuadas.

Si tienes en cuenta estos principios, y vas conociendo las reglas (y no sólo a través nuestra, sino de toda la Comunidad de científicos de la seducción), tu capacidad para atraer mujeres de forma natural aumentará exponencialmente, así como tu autoestima y tu confianza en ti mismo, algo que dicho sea de paso, es mucho más importante.

lunes, 16 de abril de 2012

Tus exnovias

Entre los muchos seres que pueblan este mundo, entre los muchos objetivos y razas diferentes de cervatillos que nos rodean y con los que andamos a diario, sobre todas ellas, destaca una, dos, tres, o más, según lo afortunado que seas: tus ex.

Una ex es un ser extraño, huraño,  casi escurridizo o… todo lo contrario. Con tus ex puede pasar casi cualquier cosa, que les pilles de buen día (y entonces pilléis los dos),  o que vengan de malas, de morros, de mala uva, de mala hostia, se levanten con el pie izquierdo y, entonces, pilles tú solito: te pueden montar un pollo, echarte cualquier cosa en cara, romper un jarrón, o prenderle fuego a tu casa porque no le llamaste el día de su cumpleaños: cualquier cosa.

El porqué es, a día de hoy, un misterio para los mejores filósofos, psicólogos, teólogos y psiquiatras, pero no para nosotros. Y es que muchas veces, es la experiencia más fuerte que cualquier teoría. Así que ya sabes: mejor prueba, tírate de cabeza a la piscina (o que se tire ella, que si va de blanco, transparenta), échale un par, arriésgate, más vale equivocarse que no intentarlo. Aunque después de la primera orden de alejamiento, es mejor que dejes de intentarlo, en serio.

Es importante que, antes de ir a verla, o quedar con tu ex en cualquier sitio, pienses bien (con el cerebro, so mamón). Tantéala, otea con disimulo sus intenciones, y si hace falta, pregunta e interrógala con un flexo sobre la cara al más puro estilo Gestapo, pero, por nada del mundo, quedes con ella sin saber previamente que quiere. No seas valiente, no seas osado y, por supuesto; no seas idiota.

Si cuando hablas con ella, ella habla del pasado (si habla BIEN del pasado), si se pone cariñosa, o si te pide sexo rápido sobre una mesa (puede pasar, puede pasar en serio), ¿qué debes hacer? Pues quedar con ella en algún sitio bien vacío, lumbreras. No la lleves a sitios románticos, no la lleves al sitio en que os conocisteis ni a un concierto de Pablo Alborán, ¡no! Ella es tu EX, no necesitas conquistarla, no necesitas asegurarte de que le gustas y, desde luego; no necesitas hacer estupideces para agradarla: quiere polla, y la quiere ahora.

Pero si cuando hablas con ella, saca a relucir temas turbios, habla de vuestra ruptura, o te pide dejar claras cosas que siempre han estado mejor enterradas bajo 15 kilos de lava candente; no seas imbécil, y escaquéate de cualquier forma. Tienes una prima segunda en el norte de Europa muy enferma por una fiebre tifoidea, un encargo secreto del gobierno mongol para derrocar al malvado líder de los masones o una diarrea épica que amenaza tu vida. ¡Lo que quieras, pero no vayas! Si no te queda más remedio, procura encontraros en un lugar con mucha gente, y, a poder ser, a la vista de civilones o picoletos, no vaya a ser que se le escape un bofetón. Y, por supuesto, no menciones al Buitre Beodo.

miércoles, 4 de abril de 2012

Cortantes, tangentes y paralelas


Como chicas que somos, debemos tener muy en cuenta que formamos parte de un club muy elitista que encabeza la pirámide alimenticia, y no sólo a lo que en nutrición se refiere, amigas. Por algo solemos ser nosotras quienes, como mi Señora Abuela dice, decidimos a qué tigre de bengala dar mandanga de la buena. Muy campechana, mi abuela.

Desafortunadamente, la mayoría de los tigres que te entran es para que les permitas acceso ilimitado a su bengala en tu fosa de las marianas. Y no, chicas, no, que para comer habas nos vamos al campo. Aquí, al chuletón avilense del bueno, que para algo somos depredadoras.

Pues bien, recientes experimentos en sociología y relaciones humanas realizadas por un grupo de expertos en el tema en plena explotación de sus capacidades –congregación de buitres más beodos que nunca a vodka de 4€ con zumo de naranja Carrefour Discount–han dado como resultado tres comportamientos diferentes, a adoptar según el espécimen de tigre que tenéis enfrente:

-          Cortante: claramente caracterizado por su mirada extasiada de semental depravado y fauces al acecho en busca de cualquier milímetro de cuello descubierto sobre el que hincar el diente. Pero cuidado, este punto es solamente aplicable a quienes te povocan más repulsión que un vídeo de Frank Riberi disfrazado de chewaka masturbándose.
Las frases que más debes utilizar en este caso son del tipo “Creo que prefiero abrasarme el esófago con ácido clorhídrico a beberme un café contigo”, “Sí, muy buena tarde, perfecta para que corras en busca de un agujero para enterrarte la cara”, “¿Mis ojos? ¿Sigo teniendo ojos? NOOO, me quedé ciega al ver tal engendro de cruce entre jabalí berrugoso y camaleón. ¡Oh! ¿Era tu cara?” o “¿Yo? Manuela Gerarda Isidra Maclina Criofa Leoncia Torcuata Recareda. También me puedes llamar Vetea Producirnaú Seas Aotrolao Delpla Neta, es de origen árabe”.

-          Tangente: nivel de depravación bastante más austero que el anterior, pero semejante nivel de repulsión hacia él. Como no queremos ser malas personas, se les intenta tratar de una forma que, al menos, garantice su dignidad como ser humano. Pero OJO, intentad ser claras con vuestros comentarios, no queremos que interpreten un “Sí, hace muy buena noche” por un “Dame lo mío y lo de mis trillizas, y dámelo ya”. Por ello, este comité recomienda frases como “Sí, bueno, es que mis amigas/perro/novio/duende verde con orejas de burro y nariz de elefante me espera a la vuelta de la esquina. Pero gracias”. ¡En este tipo de frases, el PERO GRACIAS al final es la clave! ¡No lo olvidéis! Es el factor que convierte una frase amable en un NO como la copa de un ciprés de La Almudena.

-          Paralelo: exactamente mismo nivel de depravación que un Cortante, aunque, en realidad, este factor puede variar tanto a más como a menos. Tampoco vamos a dar una patada en el culo, o lo que no es el culo, a un tigre que venga con estilo propio de dramaturgo del siglo XVII, que para uno que aprecia a una mujer más que a unos calcetines emparejados en su cajón de la ropa interior, vamos a darle una oportunidad, right?  La otra característica clave es un cuerpo propio de Dios griego o, en su defecto, de modelo de colonia D&G, un tiarrón de estos que coges y no paras hasta que, por motivos éticos, decides que la necrofilia no es la mejor forma de satisfacer tus deseos sexuales y prefieres dejarle con algo de aliento.
Para estos casos, chica, haz lo que cualquier Cortante haría cuando él vaya de depredador, tírale tal ficha que le ímpacte en toda su hermosa y perfectamente dibujada cara. O no, mejor que no le impacte, no vaya a ser que tengas que pasar de un Sex on the Beach a un TiolaBota y crees una especie nueva, ya sea por deformación facial máxima o estupidez mórbida. ¡Ah no! Los poqueros ya existen.

Y aunque no dudo de tus conocimientos en geometría, querida bestia devastadora, creemos necesario un pequeño recordatorio: cortante y paralelo son conceptos totalmente opuestos. Mientras en el primero te dedicas a meter hachazos a diestro y siniestro cual Gimli en el Señor de los Anillos, en el segundo rezas por que el hachazo de lo metan a ti, y bien adentro.

sábado, 31 de marzo de 2012

Un par de copas de más

Una de las mejores bazas que podrás jugar durante tu noche de caza consiste en aprovechar la delgada línea que hay entre un tía borracha y una tía cachonda. Es complicado, no queremos engañarte. Principalmente porque tú te acabas de enterar, ahora mismo, que una tía borracha no siempre quiere polla, y que una tía puede buscar un mástil donde agarrarse aunque no esté como una cuba.  Pero es cierto, hay algunas diferencias y es importante saber identificarlas y saber actuar de forma consecuente.

Durante la fiesta, tu presa pasará, a grandes rasgos, por cuatro estados de embriaguez: "¿Nos tomamos otra?", "Un par de copas de más", "Conmoción cerebral" y "La,la,la". Tú, que no puedes mantener seca la garganta, también pasarás por cuatro etapas de ese pedal épico que eres incapaz de recordar a la mañana siguiente: "Mejor vuelvo en bus a casa", "¡A ese tío le conozco yo!", "Canciones regionales" y "Acompáñeme, por favor ". Debes aprender a identificarlas, porque son un arma precisa y cargada.

Las fases por las que pasa tu borrachera son fáciles de identificar. Durante "Mejor vuelvo en bus a casa" aún te sientes bien y con fuerzas. Eres capaz de hablar perfectamente, y, excepto un par de comentarios subidos de tono que has vociferado en mitad del antro, nadie, menos tú (que empiezas a enfocar lento y a mirar reiteradamente el escote de esa chica), se ha dado cuenta de que ya no puedes conducir. Cuando empieza el "A ese tío le conozco yo" tu estado comienza a hacerse más evidente, y tanto tú como tus colegas entráis en una extraña dinámica de exaltación de la amistad y verborrea casi literaria (un pesao tío, te conviertes en un pesao). En "Canciones regionales" descubres, tras demasiadas cervezas, lo bien que se te da de pronto cantar a grito pelao entre un montón de gente, y quieres demostrarlo. Te sientes el alma de la fiesta, y eres incapaz de escribir palabras completas o frases coherentes. Tus mensajes de whatsapp empiezan a parecer el Fotolog de una niña de 15 años, y todas las QU y C se han convertido en K (TrojSco, eZtoI rEbeNtaiko, sokORo. PrO ke bIEn lo paAsmos!). Si llegas a "Acompáñeme, por favor", serán tus amigos los que te detallarán las últimas aventuras de la noche. Quizás descubras que terminaste por reventar el último cubata contra una pared del local porque ya no tenías sed, lo que provocó tu inmediata expulsión de la discoteca; o acabaste liándote con ese orco que solo debería salir de Mordor si empieza la guerra, más parecido a un Na´vi de Avatar que a un verdadero ser humano. 

Pero los cervatillos también se emborrachan. Ellas también pueden intentar beberse el alcoholímetro si les paran los civilones. Mientras que aún se preguntan, en manada, eso de "¿Nos tomamos otra?", no son lo bastante vulnerables, y solo se ríen de temas vacuos y sonríen al paso de los Madelman hormonados del bar. Cuando, por fin, dicen eso de "Llevo un par de copas de más", significa que el alcohol ha hecho el efecto que todos esperábamos, y empiezan a evidenciar cierto calentón (les va a sobrar hasta su propia piel). Se reirán de manera escandalosa y serán ellas las que quieran cazar. Debes tener cuidado: si parece que han sufrido una verdadera "Conmoción cerebral" la situación puede irse de tus manos, y pillar o no cacho esa noche será una verdadera lotería. Tu objetivo se volverá más lento, más atontado. Se pondrá cariñosa y tendrá un par de amagos de caída de esos inexplicables. Si pasan de ahí, entrarán en la fase "La,la,la", y serán, más o menos, como Massiel en una fiesta con barra libre. Eso será incontrolable, y no podrás evitar que esa chica termine tirada por el suelo, con más pedo que vergüenza, mientras intenta articular alguna palabra y pediros que la dejéis morir.

Ahora bien, tú estrategia debe ser mantenerte, en todo momento, en un estadio equivalente o inferior a ella. ¡Pero nunca superior! Por muy perra que se ponga ella con un par de copas de más, si tú vas por la fiesta cantando La Ramona como si fueras Esteso, solo conseguirás llevarte un bofetón épico del que trovarán  los juglares durante siglos. Pero si ella quiere otra copa y tú todavía piensas con la cabeza (la que tienes sobre los hombres, animal), puedes invitarla, si ves que tienes posibilidades. Si ella se empieza a poner tan melosa que parece que va a perder el conocimiento entre abrazo y abrazo, mientras tú estás en ese momento de exaltación de la amistad: ¡tírate al cuello! Pero, si yo fuera tú, evitaría acercarme mucho a ella si va por ahí cantando como si hubiera ganado Eurovisión, o lo más posible es que acabes con tus zapatos nuevos llenos de vómito, excepto que estés tan jodido que ya lo hayas intentado con el puto Kraken. Recuerda, el alcohol es tu amigo, un gran aliado, pero si no te controlas puedes acabar haciendo un Látigo Cepa a un chica que te importa. Por si acaso, mejor no menciones al Buitre Beodo.

jueves, 29 de marzo de 2012

La regla del número π

El cervatillo herido es un animal inquieto. No está demasiado tiempo en el mismo claro del bosque y pasa la vida de flor en flor o de capullo en capullo. Y tú, lobo con piel de cordero, no siempre tienes el tiempo necesario para cazar a la presa y necesitas que siga ahí un poco más. No es la primera vez que sales de fiesta y, tras beberte dos botellas tú solo (esta Comisión se enorgullece de ti campeón) y cantar alguna que otra canción regional, decides lanzarte a por el cervatillo.

Tras mirar que hora es en tu reloj y no encontrar las manecillas te das cuenta que es digital, y lo peor, que no tienes tiempo. Vas hacia a ella y empieza la batalla. Como buen lector de Las Reglas del Juego y buitre beodo que eres, comienzas con las estrategias. Empiezas con la estrategia del cigarro (vaya, le ha hecho gracia ¡adelante!), a acortar distancias y romper la barrera de la confianza... pero es hora de irse y sabes que la cosa podría haber ido a más porque te ha pillado las indirectas, porque te ha tonteado, o porque te lo han dicho tus gnomos de colores. Intentas llevarla a casa pero ¡oh, una amiga toca-huevos salvaje apareció! Y se la lleva ella. Quedáis en hablar y se va. Entonces te preguntas, ¿cómo hago para mantener su interés hasta la próxima semana?

Del baúl de las estrategias rastreras traemos para ti La regla del número pi (π). Es la versión remasterizada de otra más antigua llamada Una de cal y otra de arena, pero esta Comisión la ha perfeccionado científicamente tras arduos trabajos de prueba, hostia y ensayo. Quieres hablar con ella durante la semana hasta que la vuelvas a ver y necesitas mantener su interés a como de lugar, así como prepararla para lo que toca y picarla algo más. Picarla pero sin excesos, que te pones cachondo y no te riega la cabeza.

Para ello vamos a elegir los días exactos en los que vas a hablar con ella, y esos días se van a medir según el número pi (π). Recordamos a los que hayan empezado a estas horas a beber, personas sin la ESO o filólogos que π = 3,1415... Es la secuencia que utilizaremos. Es sencillo, lo puedes hacer tú, lo pueden hacer ellas (ten cuidado) y hasta el gnomo de colores de tu izquierda. Hablaremos con ella 3 días (número tres). De qué y cuánto ya entra en tus dominios. Y el 4º día desapareceremos de móvil, tuenti, twitter, facebook, etc., (número 1). Después, volveremos a aparecer en escena con un "me ha pasado tal" o no si no pregunta, y hablaremos con ella 4 días (número 4), tras lo cual volverás a desaparecer otro día (número 1). Por último, vuelves a hablar con ella otra vez. La regla no sigue, no hay más tiempo. Si en estos 9 días que te damos no ha caído o la has vuelto a ver, en algo has fallado. Esta estrategia trata de mantener y acrecentar el interés de la incauta hasta que esté a punto de caramelo.

El cervatillo es un animal irracional. Demasiado interés provocará que se "agobie". Sin embargo, necesitan en múltiples ocasiones esa atención para su propio ego, y tus desapariciones planificadas les joden, y mucho, y tu objetivo es joderlas pero no de esa manera. Por tanto, al ver que no la haces ni caso un día, se pican y te acaban hablando al siguiente para que las sigas haciendo caso. Por eso desapareces, porque no tienen que saber que estás entregado plenamente en cazarla, ni tampoco pasar de ella.

Con la regla del número pi (π) conseguirás mantener su interés y aguantar hasta la siguiente oportunidad donde no puedes fallar. Amigo buitre, sabemos que no eres el más apto para la continuidad de la especie, nosotros tampoco, pero ese ciervo pastará en tu capullo.

domingo, 25 de marzo de 2012

Capitán del equipo

Queridas amigas, estábais deseando una sección femenina de la Comisión del Buitre Beodo y aquí está. Nuestro objetivo de hoy lo hemos denominado el Capitán del equipo. Tu te has arreglado más o menos como siempre, y vas a salir con las chicas de tu facultad porque te apetece noche de tias. Todas sois amigas y, en principio, sólo quereis baile y risas junto con un par de copas.

Entrais a la discoteca y oteas un grupo de unos cinco chicos, altos, pelo a lo Bieber, camisa, y pulsera JMJ. Están fuera totalmente del rango. Pero entonces pasais a su lado y el tío te mira por encima del hombro con cara de yo-a-ti-te-tengo-hecha, y lo peor: el grupito de Barbies que les acompañan que hasta entonces no habias visto y que te miran mal porque no llevas unos Jimmy Choo.

Tu sigues a tu rollito con tus amigas, pero te ha tocado la fibra. Tienes que demostrar que el Capitán del equipo y sus compinches no son ni Hércules ni Apolo y que tú, querida amiga Beodo, aspiras a más que un musculitos con cerebro de pez.

Llegas a la barra a por tu copa con una amiga, y ahí está él, pelo sedoso y mirada fulminante hacia tu escote. Le has gustado porque le da morbillo eso de que una tia no lleve un vestido embutido y tenga cerebro. Te invita a una copa porque el fajo de billetes que le ha dado papi le aprieta la cartera. Es tu momento. La aceptas, y a todo esto, el rayo láser de los ojos de la Paris Hilton (hembra alfa del grupito de cheerleaders) apunta directo a tu nuca. Le has dicho a tu amiga que se vaya con las demás, pero que no te quiten ojo. Interceptas alguna señal del individuo en cuestión, sintaxis nula, pero te da igual, ya sabes lo que quiere y se va a enterar.

El tio se acerca, torpemente, te pone el brazo en la cintura, tu le abanicas con las pestañas, sonrisa Profident y mechón detrás de la oreja. Preparas el terreno, te pones de perfil para que todo se vea bien, se va a lanzar... Y ¡Oh sí nena! Le acabas de marcar un triple, lo has hecho mejor que una serpiente tailandesa, has hecho alarde de flexibilidad y el tio casi se cae de morros de la barra. Cobra brutal. No sabes qué te gusta más si la cara de él, o la de la rubia; orgullo on the floor. Aun así querida amiga, si alguna vez has sido tan incauta de caer en sus redes, te lo perdonamos porque sabemos que, al fin y al cabo, todavía no habias podido leer esto.
Un apunte, tienes que tener preparada una excusa tipo: "tengo novio", "mis amigas me esperan" y salir pitando después.
Te vas con tus amigas, un par de bailes más y a casa, porque la noche ha sido perfecta. Te sientes Venus en un cuadro de Botticelli, y tus amigas están orgullosas de ti. Pero tienes que estar alerta siempre, nunca sabes cuando te va a pillar desprevenida el Capitán. Besitos de la sección femenina del Buitre Beodo

sábado, 24 de marzo de 2012

La confianza no siempre da asco

La sabana de la seducción es peligrosa y eso, la Comisión del Buitre Beodo lo sabe. Lo que parecía una de esas noches que a la mañana siguiente no vas a recordar, llena de ingentes cantidades de alcohol, música taladrante de fondo y gnomos de colores que no sabes que hacen ahí, se convierte en un reto, en una prueba más para el solitario buitre. Aparece un cervatillo.

Hemos visto como entender a los cervatillos en otras entradas, como distinguirlos e incluso como entrarles para conseguir nuestros más detestables objetivos, que, a veces y por suerte, también son los suyos. Pero no podemos pararnos ahí y la Comisión quiere enseñarte sutilezas para emprender nuevas aventuras entre sus piernas, pues, con tanto alcohol, nuestra línea entre seducción y acoso sexual se vuelve cada vez más fina.

La noche es larga pero no eterna. Has conseguido entrarla/conocerla con algún tipo de artimaña rastrera propia o que este blog te ha enseñado y estás hablando con ella. A pesar de lo que puedas pensar no se van a divertir hablando 5 horas contigo, las mismas horas que tienes para lanzarte a su cuello. Así, debes centrarte y romper, lo que nosotros llamamos, la barrera de la confianza.

La barrera de la confianza es un momento dado en cualquier tipo de relación entre personas donde comienza el contacto físico (no tiene por qué ser sexual, deja de pensar con esa cabeza). Ese, en principio, insignificante  hecho rompe una barrera tras la cual se crea una situación de confianza en la que ella, que es tu objetivo, se volverá más dócil y vulnerable. Nuestro objetivo es proveernos de las herramientas suficientes para provocar esa toma de contacto que rompa la barrera de la confianza y en el que tú puedas seguir desenvolviendo tus más oscuros juegos para que el cervatillo no escape.

Pero cuidado. Te conocemos porque nos conocemos, y como nosotros nos equivocamos, tú también te equivocarás. Eres un buitre, un gran buitre, pero como nosotros, eres beodo en las noches de juerga. Una mezcla de vodka, whisky y ron corren galopantes por tus venas, y si no actúas bien, esa noche va a ser lo único que va a galopar de tu cuerpo. Una cosa es el contacto, que podrá ir a mayor, y otra meter mano a la primera. Esta última suele empezar y acabar con una hostia. Recomendamos empezar sutiles. Todo llegará.

Como sabemos que tu capacidad para pensar en esos momentos estará mermada, ahí van unas cuantas ideas para crear ese contacto:

  • Primer saludo. Para desenvolverte y entender un poco de lo que te hablamos no seas soso, no la des dos besos y ya. Cuando te la presenten o la saludes la coges el brazo como si fuera un gesto natural o la mano a la cintura. Es lo más insignificante que deberías hacer, pero por que te vayas soltando.
  •  Oídos sordos, manos sueltas. Si te encuentras en una discoteca, pub, antro de música alta, tienes la excusa perfecta. Si estas hablando con ella no oirás nada por la música, algo que quizá en algún momento te parezca gloria. Pero esa música alta es la excusa perfecta. Finge que no la escuchas y empieza a acortar distancias, a arrimarla tú, apoyarte en su brazo para acercarte a escucharla y no quitarlo, etc. Dale un poco a la imaginación pero aprovecha la situación. Dos copas más y no serás capaz ni de escuchar la música. El tiempo corre, el whisky también.
  • Restreguetón. Esa música que no para de repetir cosas como 'Dale mami', 'Súbelo/bájalo' o que la eches gasolina, puede convertirse en tu mejor amiga. Lo se, parece imposible pero es cierto. Ponte a bailar y restriega cebolleta. Buitre 1, barrera de la confianza 0.
  • Huida ensayada. No todas las situaciones se te presentarán en una discoteca. Si te encuentras en un sitio con mejor acústica y gente, véase un botellón, utilizaremos otros modos. Siempre y cuando ignores esos gnomos de colores (deja de beber y céntrate) ensayarás una excusa con la que agarrarás al cervatillo de donde quieras y la apartarás del grupo. Objetivo 1: establecer contacto (conseguido). Objetivo 2: Quedarte a solas (conseguido). Te quitas así la pesadez de no poder entrarla por tener a un grupo de individuos mirando o la típica amiga toca-huevos. Esta 'huida ensayada' podrá venir precedida de cosas como "No aguanto a este tío/a (lo dices al oído), vamos un poco más para allá porfa" o "Que tema más aburrido para estar de fiesta, vamos a dejarles con lo suyo", etc. ¿Entiendes la idea no?
  • Playa vaya vaya. Porque no todo es cazar entre vasos de plástico rotos y música atronadora tenemos el más clásico de los clásicos: dar crema en la playa. Es una situación en la que no puedes escudarte en el alcohol, pero si romper la barrera. Ello no te aseguro el éxito, pero sí estar un paso más cerca de él.
Ya lo decía tu abuela, la confianza da asco, y lo que pasa por tu cabeza cuando estas en plena caza no lo da menos. Aquí te dejamos un pasito más que te ayuda a cazar el preciado ciervo. No es ni el primer paso, ni el último. Ahora sí es momento de pensar con las dos cabezas, salir a la sabana de la seducción y darlas "con fianza".

miércoles, 21 de marzo de 2012

Hasta el rabo todo es toro



Si le preguntaras a cualquiera, seguro que situaría entre las 10 normas básicas del ligue, una tan antigua como imprescindible: no desesperes. Y no es porque sea una fórmula mágica, sino porque a más intentos, más probabilidades tendrás de que la presa se despiste. Porque el cervatillo herido es una presa indefensa, pero no por ello deja de huir. Así que ya sabes, mientras queden opciones, sigue intentándolo. Que haya o no opciones es algo que debes valorar tú. Esa es la parte fácil, siempre y cuando no te hayas bebido hasta el agua de los jarrones.

Ahora, aun no has tenido posibilidad de atacar en toda la noche. O te has atrevido ya y la cosa ha fallado. Pues recuerda la norma: no desesperes. Te queda la mejor baza de todas: la despedida. Para esta estrategia debes estar desesperado. Y para llevar a cabo esta estrategia suicida te será de gran ayuda, aunque no imprescindible, disponer de coche. Porque si ves que la noche está ya tan avanzada que la chica ya no se sostiene, tienes la mitad del trabajo hecho. La otra mitad depende de que tú si te sostengas. Es el momento de ofrecerte, descuidadamente, a llevarla a casa. Busca una excusa para irte tú. Y asegurate de que ella se entere de que te vas. Es especialmente importante que analices bien en este momento si tienes oportunidades. Si responde con desdén a tu tentativa de huida, es el momento de irte a dormir. Y remarco, a dormir. Y remarco de nuevo: sólo. No quiere. No te preocupes, es lesbiana seguro.

Pero si te dice: ¿Ya te vas? O en su defecto: ¡No te vayas aun, es muy pronto! O la mejor posible: ¡Venga la última! Cualquier interjección, risa o gruñido (tú sabrás cual es tu presa, yo en eso no me meto) que pueda dejar entrever que no quiere que te vayas, es tú momento. Busca cualquier razón desinteresada para tener que irte YA. Y con menos expresividad que ingenio tiene un futbolista, ofrécele llevarla a casa. Y ahora, piensa con cabeza. Con la de arriba, por favor. El cervatillo no es tonto. Podrá tener más o menos luces, pero toda presa es experta en localizar a su depredador. Si acepta tu propuesta, sabe lo que quieres. Así que controla la situación, subiros al coche y, sobretodo: evita que se duerma. Es el momento de darle conversación. Recuerda lo que decíamos en la primera entrada: no te pongas nervioso, no te pongas cachondo y no hables de tu equipo pokemon. Es el momento de hablar de ella, y a poder ser de algo que facilite lo que vas a hacer después. Sí señor, lo has entendido: habla de lo borracha que está. Que se de cuenta, búscale las cosquillas hasta que diga cualquier cosa que se parezca a “llevo un par de copas de más”. Saca tu diccionario genio. ¡Eso es una puerta abierta!

La mantienes despierta. Llegas a su casa. Te paras en la puerta. Y ahora tira de cliché. Toda chica ha visto una película mala americana. Seguro que lo está pensando. Así que aprovecha que está avisada pero atontada por tu mejor aliado, el alcohol. Sácale una conversación que suene a despedida. Preguntale qué tal la noche. Bromea con el favorazo que le has hecho trayéndola a casa. Ve acercándote durante la conversación. Y ahora no es momento de gentilezas: ¡Ataca! Nada de 90-10 como dicen en las películas. Haz tú toda la distancia. Siempre será mejor una bofetada que una cobra. Y luego ya, que te quiten lo bailao.

Siempre te queda un plan B si no tienes coche. En lugar de llevarla, acompáñala. Se descarado. Acción reacción: “Me voy a casa” – “Te acompaño”. “Cojo este metro” – “Te acompaño”. “Me voy a la cama” – “Te acompaño”. Estais solos. Si te llevas la bofetada, niega que haya ocurrido. Y sobretodo, no menciones al Buitre Beodo.


martes, 20 de marzo de 2012

La táctica del fumador

Ya sabemos que eres un fucker, un auténtico killer en lo que a seducción se refiere. Todo el mundo sabe que eres, al ligue, lo que Zidane al fútbol. Aún así, puedes aceptar consejos. Y para eso estamos nosotros. Porque seguro que te has preguntado mil veces si funcionaría esa táctica para entrar a las chicas que tantas y tantas veces has visto en la Gran Pantalla. Nosotros las hemos probado, y queremos darte nuestras conclusiones.

Estando con tus amigos tomando unas copas (muchas copas) observáis a los lejos a un par de hembras de excelente anatomía que entran al garito. Tomaros un par de minutos para aseguraros de que están solas. Solas de verdad, en serio, no os conviene buscaros un problema yendo ya tan cocidos. Mientras tanto, fijaos bien en ellas, por si acaso les gustan más los huevos en tortilla que con salchichas, ya me entiendes. Si después de mirarlas un tiempo prudencial aún os gustan, y si no os han denunciado ya por acoso, estáis preparados para empezar una compleja danza de cortejo para la que vais a necesitar muy poco, pero funciona notablemente bien. Notablemente porque, aunque no es infalible, hasta ahora nunca nos hemos llevado una bofetada de regalo utilizándola. 

Sólo necesitáis un par de cigarrillos, y un mechero. No hace falta que fuméis, pero sí tener un poco de morro. Tú, que vas lo bastante borracho como para atreverte a cualquier cosa, pero no lo bastante como para salir ardiendo cuando se encienda el mechero, te debes acompañar de uno de tus amigos. No es imprescindible, pero te hará sentir más seguro sabiendo que él, que va tan pedo que si tose delante de las chicas les va a teñir el pelo de otro color, está mucho más ridículo que tú.

Acercaros a ellas con naturalidad, aunque no estén en la mesa más cercana. Es uno de esos movimientos totalmente carentes de disimulo que deben hacerse, en ocasiones, para que las cervatillas entiendan perfectamente a que vamos, antes de que abramos esa torpe boca que tenemos. Cuando lleguéis, os colocáis los cigarrillos en la boca, con el mechero convenientemente escondido en una mano cerrada, o en el bolsillo. Debéis pedirles fuego. 

Si no tienen mechero, tú rápidamente sacas el tuyo . Que funcione, no seas cutre. ¡Pero no te lo enciendas tú, cacho bobo! Se lo das a una de ellas (a la más fea, no vaya a ser que te pongas tan nervioso que te cagues encima), y le pides fuego otra vez, cómo si acabarais de llegar a su mesa. Ellas se van a reír. Ahora bien, debes  intentar traducir su risa. Si te hace sentir pequeñito, ridículo, o una de ellas te mira con cara de asesina: vete. En serio, no pasa nada, seguro que son lesbianas. Pero si se ríen con una amplia sonrisa, se miran entre ellas, se tapan la boca, o se ponen rojas, pídeles su número, su tuenti, su twitter, su facebook, su messenger, su fotolog, su teléfono, su dirección, su grupo sanguíneo y la raza de su perro. Invítalas a acompañaros, siendo educado (ya volveremos a este punto en otra entrada) pero no gilipollas, y seguramente consigas empezar una conversación. Ya tienes la mitad hecha.  

Si tienen mechero necesitarás ser un poco más rápido, más avispado. Cuando vayan a sacar el mechero, muy descarado, para no hacer un estrepitoso ridículo, les dices que no fumas, pero que te ha parecido una buena estrategia para hablar con ella. O también puedes fumártelo, meterte el rabo entre las piernas, e irte a dormir; borracho, con los pulmones llenos de mierda, y un poco más fracasado que ayer. En cualquier caso: no menciones al Buitre Beodo bajo ninguna circunstancia. Al fin y al cabo, no pierdes nada por intentarlo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Traducción simultanea


Hay numerosos cambios que ocurren en el mundo de tu alrededor y que son responsables de que no entiendas una mierda. De todos los cambios, el más responsable de tu situación son las modas, las corrientes ilógicas que hacen que todos los peces acaben en un mar extraño y que las truchas remonten hacia ninguna parte.

De todas esas modas, la peor y más ambigua, la que más te desconcierta, son las modas en la forma de hablar. Están basadas en lumbreras que salen en los programas de televisión y que crean expresiones nuevas a base de utilizar mal las que ya existen.

De todas las personas a las que les afectan las modas, las peores son las chicas que te interesan. No es que realmente sea así, sino que son las únicas a las que escuchas. Al final no las entiendes, no sabes si las señales que te envían son buenas o malas, y por más que traten de explicarse, tu confusión va en aumento. Por eso necesitas estas pequeñas reglas para traducir todas esas cosas que dicen mal.

La mayoría de las veces, lo que dicen no tiene nada que ver con lo que quieren decir. Cuando dicen que “quieren mandanga”, y tu cabeza viaja al siglo pasado, a aquel video del Fari cantando sobre el tetrahidrocanabinol, sencillamente: te equivocas. Te equivocas porque para los neo-modernitos, aquellos alternativos que solo se distinguen de sí mismos, la maría ya no es transgresora, así que no hace falta una palabra para ocultar su consumo. Así que ahora la mandanga pasa a significar aquello que pueden significar todas las palabras. Las chicas no quieren mandanga, quieren polla. Así que esta primera traducción es especialmente importante, porque es de las pocas veces que van a pedirte precisamente lo que quieres darles. Otra expresión que han retransformado es aquello de “un par de copas de más”. Lo que para nosotros siempre a significado “me he bebido la botella entera y voy tan borracho que no puedo sostenerme”, para ellas ahora significa “he probado media copa de un amigo y ahora estoy perrísima”. Aunque el tema de la bebida siempre ha sido difícil de interpretar, ahora lo tenemos un poco más fácil: si aun twittea sin faltas de ortografía, está perfectamente. Si twittea gilipolleces con mil faltas de ortografía, o es famosa o está borracha.

Pero hay otras veces, las menos, que dicen precisamente lo que quieren decir. Y esas veces son las jodidas, porque tú, esperando algún tipo de artimaña a las que te han acostumbrado, disparas la imaginación para intentar interpretar la mente del cervatillo. Por ejemplo, cuando dicen: “No eres tú”, quieren decir justo eso: no eres tú...al que se quieren pinchar. Cuando te dicen “necesito un tiempo”, dicen justo eso: necesitan un tiempo, el que tarde el otro tío en echarles el polvo que quieres echarles tú. Como te habrás imaginado, siempre que las cosas suenan a lo que son, falta información. Y es que el neutro “estoy deseando irme a la cama” puede empeorar para convertirse en un “estoy tan cansada que estoy deseando irme a la cama”, o mejorar hasta un “siempre que bebo un par de copas de más acabo deseando irme a la cama”.

Hay otras expresiones clásicas cuyo significado ha evolucionado. Ahora “tenemos que hablar” significa estás jodido.”Es complicado” es la fórmula elegida para decir: me follo a un amigo. “Tengo una relación abierta” es una expresión más utilizada de lo que cabría esperar, y que viene a decir: le pongo los cuernos a mi novio continuamente y no se huele nada. El mítico “es un tío súper maduro” es una forma de decir que el George Cloney en cuestión tiene un Audi, pero sin perder la careta de gafapaster.

Desde el Buitre Beodo nos comprometemos a actualizar con cierta frecuencia los códigos jeroglíficos de las presas para que no tengas que calentarte la cabeza más que el traductor de Mariano Rajoy. Pero como norma general recuerda que, lo que parece un pato, huele como un pato y hace cuack, suele ser un pato. Así que fijate bien en el tipo de gilipolleces que diga el cervatillo herido. Pueden evitar que acabes hincándole el diente a un pato.

domingo, 18 de marzo de 2012

Delfines o tiburones

Buitre beodo, estás cansado de volar y que esos "putos conejos" sean lo suficientemente rápidos para no cazarlos, así, esta Comisión te invita a posarte en una rama y descansar. Porque no todo es perseguir, sino también comprender. Te has dado muchas veces de hostias en esta cacería incesante del cervatillo herido, pero no deseperes, pues ese cervatillo en algunas ocasiones no era un cervatillo. De entre nuestro afamado 'Bestiario' recogemos una nueva presa para tí, una hasta ahora desconocida: El tiburón.

Desde la Comisión del Buitre Beodo nos hicimos las siguientes preguntas:

- ¿Qué es más bonito, objetivamente, un delfín o un tiburón?
- Un delfín.

- Pero, ¿preferirías nadar entre delfines o entre tiburones?

En efecto joven buitre, lo sabes y no lo escondes, estás más salido que las lorzas de Falete y sabes que es mucho más excitante nadar entre tiburones que entre delfines. Porque te gusta el peligro, la posibilidad de caer y no haber caído, de que te muerdan y comerte sus aletas. Esta nueva presa, peligrosa pero perseguida, es uno de los grandes retos que el buitre beodo debe asumir constantemente.

Este tiburón es aquella chica con un punto muy duro, en contraposición a esa pijotera y cantarina delfín, el lado oscuro de la luna. Hablamos de un ser que te reta a beber cerveza, a saltarse una valla, que fuma riesgo, o que busca cualquier actividad nada moral, y que a tí te pone. Porque no escucha a los 'Melocos', escucha 'Platero y tú', porque no le gusta el cine, le gustan los billares, porque no apaga la luz, la enciende. Creo que ya sabes de que hablo. De esa chica que a la mañana siguiente se ha ido ella, y no tú. Pero, como hemos dicho, te has dado muchas veces de hostias, porque saliste a nadar entre tiburones y te olvidaste la jaula. Mientras, tú, más beodo que nunca, sólo pensabas en meterte en su boca, no avistaste las 7 largas filas con 90 dientes en cada una que tenía. Y te mordió. Te convertiste en el cazador cazado y la cagaste. Se trataba de ver quien era el más duro en este juego de dos y cambiaste tus fichas por sentimientos, y ella ganó. Te faltó la jaula y ahí está el secreto.

Por eso, joven buitre, no debes caer nunca en la trampa. Hay que darlas carnaza, que huelan la sangre que las atraiga y las hagan dar vueltas alrededor. Disfruta ese momento. Saca el brazo, la pierna, y pícalas. Quieren hincarte el diente y tu hacerte una sopa, pero si sales de la jaula, estás muerto.

El tiburón se convierte en una presa muy difícil de cazar, pero hay que cazarla. Nuestro estado etílico no puede hacernos flojear en nuestros intentos, ni tampoco entre sus piernas. Así que enfunda tus plumas, alza el vuelo y lánzate a la caza del tiburón blanco, del placer-riesgo y, sobre todo, no olvides tu jaula.

sábado, 17 de marzo de 2012

La mujer MSN

Te fijas en una pivita una noche, un cervatillo de estos que se quedan mirando todos los tigres de la sabana como si con sólo mirarla ya la fueran a clavar el diente, y lo que no es el diente. Tú, que aunque no seas un tigre tampoco eres una hiena, utilizas la estrategia del cocodrilo, y esperas a que ella se te acerque antes de atacar. La conoces, tomáis algo y, por supuesto, no invitas porque no lo ves muy claro. Que tampoco hay que ser tonto.

El caso es que durante toda la noche tú lo intentas y lo intentas, ahí, constante, al acecho. Intentas sacarle algún comentario picarón, alguna risilla. Si se ríe de una broma sobre tu polla, ya lo tienes todo hecho. Pero, ¡qué cabrona! Ni se ríe ni se enfada, ni asiente ni desmiente. UNA SOSA. Al final, cansado, cachondo, pero seco, te vuelves a tu casa, no sin antes pedirle su número. Por si acaso, mejor le pides también el twitter y la sigues, que así no te engaña. 

A la mañana siguiente, después de beberte 6 litros de agua en un intento desesperado por quitarte ese sabor a whisky de lo más interno de tu ser, consigues acordarte de que anoche no pillaste ni un poquito, y de la chica en cuestión. Empiezas a mantener con ella una lucha encarnizada, casi a muerte, una especie de batalla a contrarreloj intentando establecer entre los dos una línea de comunicación segura para hablar tranquilos. A ver si sobria es más fácil de cazar...

Y para tu sorpresa: ¡sí! Es más maja, más agradable, te hace ella hasta algún complidillo, saca esa falsa modestia que solo ellas consiguen hacer tan poco convincente cada vez que le haces un piropo. Empezáis a hablar, a contaros cosas, bromas sobre sexo... Te dice que a ver si os veis otra vez, aunque mañana no pueda porque su tía-abuela la del pueblo ha venido a la ciudad. Al final, te acuestas a las 3 de la mañana pensando que eres un triunfador, que la tienes en el bote. Joder tronco mira que eres tonto.

Te levantas y tienes un toque, una llamada, un mensaje suyo.... "¡Esta quiere polla!" piensas. Es aun más maja, más agradable, te hace cumplidos, y saca esa falsa modestia que solo ellas consiguen hacer tan poco convincente cada vez que le haces un piropo. Empezáis a hablar y pasáis directamente al "pues podíamos vernos" (en todas sus posibles variantes: "A ver si es verdad lo de la piscina", "¿vas mucho a ese antro? A ver si coincidimos"), aunque mañana no puede porque tiene que cuidar de los hijos de la vecina del quinto. Al final, te acuestas a las 3 de la mañana pensando que eres un triunfador, que la tienes en el bote. Tío, estás ciego.

Lunes. Te levantas y te ha puesto un whatsapp: "¿Qué tal guapetón?" Tú ya no cabes en ti. Cuando habláis es todavía más maja, más agradable, saca esa falsa modestia que solo ellas consi... ¡¡HOSTIA PUTA!! ¡Si eso ya lo pensaste ayer! Y entonces lo comprendes todo. Esta tía no quieres quedar contigo: quiere HABLAR de quedar contigo. Esa mujer no quiere liarse contigo: quiere HABLAR de liarse contigo. Esa mujer, en definitiva, no se tendrá sexo contigo, va a HABLAR de tener sexo contigo.

No te fustigues: no eres ni el primero ni el último que le pasa. Es un caso muy habitual: es una mujer MSN (un modelo de hembra que el Buitre Beodo avistó por primera vez en Messenger, los años nos contemplan).  No le gusta el cine, si no los trailers que ponen antes. No le gusta el teatro, si no la estancia en la antesala. No le gustan los libros, si no el resumen de la contraportada. En definitiva: solamente le gusta tontear, zorrear, restregarse, bailar guarro, emborracharte y darte abracitos... PERO NO QUIERE SEXO. 
Lo siento muchacho, mejor no lo intentes más.


viernes, 16 de marzo de 2012

En busca del cervatillo herido

La naturaleza es una mierda. Darwin lo sabía, tú lo sabes y la Comisión Especial del Buitre Beodo lo sabe. El objetivo de todo ser vivo es el de poner sus huevos dentro de un ente del sexo opuesto, del mismo sexo, pero siempre, a ser posible, de la misma especie. Y queremos ayudarte. Porque sabemos que los que no resultan más aptos y los que no aportarían nada a las futuras generaciones también tienen derecho a mojar. Porque sabemos que tu intención no es perpetuarte, sino batir estadísticas. Porque el complicado proceso de la evolución darwiniana se ha transformado en un juego, y no uno cualquiera, sino el más cruel y doloroso al que se pueda jugar. Nosotros queremos entender ese juego, y comunicarte nuestras conclusiones.

El Buitre Beodo, se encarga, desde hace años, de velar por la capacidad de perpetuación de sus miembros, así como de su habilidad para detectar situaciones de peligro, de retirada y de ataque. En otras palabras, somos un grupo de gatitos organizados buscando parecer tigres en la peligrosa sabana de la seducción. Nuestro objetivo, muy rastrero, es buscar a ese cervatillo herido que pide ser cazado, pero a la hora de hacerlo, opone resistencia. Y vaya si se opone.

 El cervatillo, una vez captada tu atención mediante extraños sortilegios, con miraditas, bailes exóticos y depravaciones varias, tratará de zafarse de ti mostrando su poder y dominio, su agilidad para escaparse de los tigres. El cervatillo herido ha resultado ser mucho más peliagudo de cazar de lo que pensabas. En parte porque se camufla, en parte porque tus sentidos están más que trastornados por los efectos etílicos, que irán en aumento a lo largo de la noche. Lo principal, es no ponerse nervioso, no ponerse cachondo, no hablar de tu equipo pokémon ni de cuántas veces ha ganado el Madrid la Liga. Pero las técnicas hay que pulirlas, y lo sabes. Lo sabes porque no ligas. Sí, es duro de aceptar, lo sabemos. Bienvenido a la naturaleza, y a nuestro blog.

Acompáñanos en la búsqueda de leones y leonas con piel de corderitos. Acompáñanos a través de la flora y la fauna de las noches de fiesta. Y sobre todo no desesperes. La caza del cervatillo herido no es cosa de uno, y no es cosa de un día. La evolución tampoco.