Como chicas que somos, debemos tener muy en cuenta que formamos parte de un club muy elitista
que encabeza la pirámide alimenticia, y no sólo a lo que en nutrición se
refiere, amigas. Por algo solemos ser nosotras quienes, como mi Señora Abuela
dice, decidimos a qué tigre de bengala dar mandanga de la buena. Muy
campechana, mi abuela.
Desafortunadamente, la mayoría de los tigres que te entran
es para que les permitas acceso ilimitado a su bengala en tu fosa de las
marianas. Y no, chicas, no, que para comer habas nos vamos al campo. Aquí, al
chuletón avilense del bueno, que para algo somos depredadoras.
Pues bien, recientes experimentos en sociología y relaciones
humanas realizadas por un grupo de expertos en el tema en plena explotación de
sus capacidades –congregación de buitres más beodos que nunca a vodka de 4€ con
zumo de naranja Carrefour Discount–han dado como resultado tres comportamientos
diferentes, a adoptar según el espécimen de tigre que tenéis enfrente:
-
Cortante: claramente caracterizado por su mirada
extasiada de semental depravado y fauces al acecho en busca de cualquier
milímetro de cuello descubierto sobre el que hincar el diente. Pero cuidado, este
punto es solamente aplicable a quienes te povocan más repulsión que un vídeo de
Frank Riberi disfrazado de chewaka masturbándose.
Las frases que más debes utilizar en este caso son del tipo “Creo que
prefiero abrasarme el esófago con ácido clorhídrico a beberme un café contigo”,
“Sí, muy buena tarde, perfecta para que corras en busca de un agujero para
enterrarte la cara”, “¿Mis ojos? ¿Sigo teniendo ojos? NOOO, me quedé ciega al
ver tal engendro de cruce entre jabalí berrugoso y camaleón. ¡Oh! ¿Era tu cara?”
o “¿Yo? Manuela Gerarda Isidra Maclina Criofa Leoncia Torcuata Recareda.
También me puedes llamar Vetea Producirnaú Seas Aotrolao Delpla Neta, es de
origen árabe”.
-
Tangente: nivel de depravación bastante más
austero que el anterior, pero semejante nivel de repulsión hacia él. Como no
queremos ser malas personas, se les intenta tratar de una forma que, al menos,
garantice su dignidad como ser humano. Pero OJO, intentad ser claras con
vuestros comentarios, no queremos que interpreten un “Sí, hace muy buena noche”
por un “Dame lo mío y lo de mis trillizas, y dámelo ya”. Por ello, este comité
recomienda frases como “Sí, bueno, es que mis amigas/perro/novio/duende verde
con orejas de burro y nariz de elefante me espera a la vuelta de la esquina.
Pero gracias”. ¡En este tipo de frases, el PERO GRACIAS al final es la clave!
¡No lo olvidéis! Es el factor que convierte una frase amable en un NO como la
copa de un ciprés de La Almudena.
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Paralelo: exactamente mismo nivel de depravación
que un Cortante, aunque, en realidad, este factor puede variar tanto a más como
a menos. Tampoco vamos a dar una patada en el culo, o lo que no es el culo, a
un tigre que venga con estilo propio de dramaturgo del siglo XVII, que para uno
que aprecia a una mujer más que a unos calcetines emparejados en su cajón de la
ropa interior, vamos a darle una oportunidad, right? La otra característica clave es un cuerpo
propio de Dios griego o, en su defecto, de modelo de colonia D&G, un
tiarrón de estos que coges y no paras hasta que, por motivos éticos, decides
que la necrofilia no es la mejor forma de satisfacer tus deseos sexuales y
prefieres dejarle con algo de aliento.
Para
estos casos, chica, haz lo que cualquier Cortante haría cuando él vaya de
depredador, tírale tal ficha que le ímpacte en toda su hermosa y perfectamente
dibujada cara. O no, mejor que no le impacte, no vaya a ser que tengas que
pasar de un Sex on the Beach a un TiolaBota y crees una especie nueva, ya sea
por deformación facial máxima o estupidez mórbida. ¡Ah no! Los poqueros ya
existen.
Y aunque no dudo de tus conocimientos en geometría, querida
bestia devastadora, creemos necesario un pequeño recordatorio: cortante y
paralelo son conceptos totalmente opuestos. Mientras en el primero te dedicas a
meter hachazos a diestro y siniestro cual Gimli en el Señor de los Anillos, en
el segundo rezas por que el hachazo de lo metan a ti, y bien adentro.
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