Una de las mejores bazas que podrás jugar durante tu noche de caza consiste en aprovechar la delgada línea que hay entre un tía borracha y una tía cachonda. Es complicado, no queremos engañarte. Principalmente porque tú te acabas de enterar, ahora mismo, que una tía borracha no siempre quiere polla, y que una tía puede buscar un mástil donde agarrarse aunque no esté como una cuba. Pero es cierto, hay algunas diferencias y es importante saber identificarlas y saber actuar de forma consecuente.
Durante la fiesta, tu presa pasará, a grandes rasgos, por cuatro estados de embriaguez: "¿Nos tomamos otra?", "Un par de copas de más", "Conmoción cerebral" y "La,la,la". Tú, que no puedes mantener seca la garganta, también pasarás por cuatro etapas de ese pedal épico que eres incapaz de recordar a la mañana siguiente: "Mejor vuelvo en bus a casa", "¡A ese tío le conozco yo!", "Canciones regionales" y "Acompáñeme, por favor ". Debes aprender a identificarlas, porque son un arma precisa y cargada.
Las fases por las que pasa tu borrachera son fáciles de identificar. Durante "Mejor vuelvo en bus a casa" aún te sientes bien y con fuerzas. Eres capaz de hablar perfectamente, y, excepto un par de comentarios subidos de tono que has vociferado en mitad del antro, nadie, menos tú (que empiezas a enfocar lento y a mirar reiteradamente el escote de esa chica), se ha dado cuenta de que ya no puedes conducir. Cuando empieza el "A ese tío le conozco yo" tu estado comienza a hacerse más evidente, y tanto tú como tus colegas entráis en una extraña dinámica de exaltación de la amistad y verborrea casi literaria (un pesao tío, te conviertes en un pesao). En "Canciones regionales" descubres, tras demasiadas cervezas, lo bien que se te da de pronto cantar a grito pelao entre un montón de gente, y quieres demostrarlo. Te sientes el alma de la fiesta, y eres incapaz de escribir palabras completas o frases coherentes. Tus mensajes de whatsapp empiezan a parecer el Fotolog de una niña de 15 años, y todas las QU y C se han convertido en K (TrojSco, eZtoI rEbeNtaiko, sokORo. PrO ke bIEn lo paAsmos!). Si llegas a "Acompáñeme, por favor", serán tus amigos los que te detallarán las últimas aventuras de la noche. Quizás descubras que terminaste por reventar el último cubata contra una pared del local porque ya no tenías sed, lo que provocó tu inmediata expulsión de la discoteca; o acabaste liándote con ese orco que solo debería salir de Mordor si empieza la guerra, más parecido a un Na´vi de Avatar que a un verdadero ser humano.
Pero los cervatillos también se emborrachan. Ellas también pueden intentar beberse el alcoholímetro si les paran los civilones. Mientras que aún se preguntan, en manada, eso de "¿Nos tomamos otra?", no son lo bastante vulnerables, y solo se ríen de temas vacuos y sonríen al paso de los Madelman hormonados del bar. Cuando, por fin, dicen eso de "Llevo un par de copas de más", significa que el alcohol ha hecho el efecto que todos esperábamos, y empiezan a evidenciar cierto calentón (les va a sobrar hasta su propia piel). Se reirán de manera escandalosa y serán ellas las que quieran cazar. Debes tener cuidado: si parece que han sufrido una verdadera "Conmoción cerebral" la situación puede irse de tus manos, y pillar o no cacho esa noche será una verdadera lotería. Tu objetivo se volverá más lento, más atontado. Se pondrá cariñosa y tendrá un par de amagos de caída de esos inexplicables. Si pasan de ahí, entrarán en la fase "La,la,la", y serán, más o menos, como Massiel en una fiesta con barra libre. Eso será incontrolable, y no podrás evitar que esa chica termine tirada por el suelo, con más pedo que vergüenza, mientras intenta articular alguna palabra y pediros que la dejéis morir.
Ahora bien, tú estrategia debe ser mantenerte, en todo momento, en un estadio equivalente o inferior a ella. ¡Pero nunca superior! Por muy perra que se ponga ella con un par de copas de más, si tú vas por la fiesta cantando La Ramona como si fueras Esteso, solo conseguirás llevarte un bofetón épico del que trovarán los juglares durante siglos. Pero si ella quiere otra copa y tú todavía piensas con la cabeza (la que tienes sobre los hombres, animal), puedes invitarla, si ves que tienes posibilidades. Si ella se empieza a poner tan melosa que parece que va a perder el conocimiento entre abrazo y abrazo, mientras tú estás en ese momento de exaltación de la amistad: ¡tírate al cuello! Pero, si yo fuera tú, evitaría acercarme mucho a ella si va por ahí cantando como si hubiera ganado Eurovisión, o lo más posible es que acabes con tus zapatos nuevos llenos de vómito, excepto que estés tan jodido que ya lo hayas intentado con el puto Kraken. Recuerda, el alcohol es tu amigo, un gran aliado, pero si no te controlas puedes acabar haciendo un Látigo Cepa a un chica que te importa. Por si acaso, mejor no menciones al Buitre Beodo.