sábado, 31 de marzo de 2012

Un par de copas de más

Una de las mejores bazas que podrás jugar durante tu noche de caza consiste en aprovechar la delgada línea que hay entre un tía borracha y una tía cachonda. Es complicado, no queremos engañarte. Principalmente porque tú te acabas de enterar, ahora mismo, que una tía borracha no siempre quiere polla, y que una tía puede buscar un mástil donde agarrarse aunque no esté como una cuba.  Pero es cierto, hay algunas diferencias y es importante saber identificarlas y saber actuar de forma consecuente.

Durante la fiesta, tu presa pasará, a grandes rasgos, por cuatro estados de embriaguez: "¿Nos tomamos otra?", "Un par de copas de más", "Conmoción cerebral" y "La,la,la". Tú, que no puedes mantener seca la garganta, también pasarás por cuatro etapas de ese pedal épico que eres incapaz de recordar a la mañana siguiente: "Mejor vuelvo en bus a casa", "¡A ese tío le conozco yo!", "Canciones regionales" y "Acompáñeme, por favor ". Debes aprender a identificarlas, porque son un arma precisa y cargada.

Las fases por las que pasa tu borrachera son fáciles de identificar. Durante "Mejor vuelvo en bus a casa" aún te sientes bien y con fuerzas. Eres capaz de hablar perfectamente, y, excepto un par de comentarios subidos de tono que has vociferado en mitad del antro, nadie, menos tú (que empiezas a enfocar lento y a mirar reiteradamente el escote de esa chica), se ha dado cuenta de que ya no puedes conducir. Cuando empieza el "A ese tío le conozco yo" tu estado comienza a hacerse más evidente, y tanto tú como tus colegas entráis en una extraña dinámica de exaltación de la amistad y verborrea casi literaria (un pesao tío, te conviertes en un pesao). En "Canciones regionales" descubres, tras demasiadas cervezas, lo bien que se te da de pronto cantar a grito pelao entre un montón de gente, y quieres demostrarlo. Te sientes el alma de la fiesta, y eres incapaz de escribir palabras completas o frases coherentes. Tus mensajes de whatsapp empiezan a parecer el Fotolog de una niña de 15 años, y todas las QU y C se han convertido en K (TrojSco, eZtoI rEbeNtaiko, sokORo. PrO ke bIEn lo paAsmos!). Si llegas a "Acompáñeme, por favor", serán tus amigos los que te detallarán las últimas aventuras de la noche. Quizás descubras que terminaste por reventar el último cubata contra una pared del local porque ya no tenías sed, lo que provocó tu inmediata expulsión de la discoteca; o acabaste liándote con ese orco que solo debería salir de Mordor si empieza la guerra, más parecido a un Na´vi de Avatar que a un verdadero ser humano. 

Pero los cervatillos también se emborrachan. Ellas también pueden intentar beberse el alcoholímetro si les paran los civilones. Mientras que aún se preguntan, en manada, eso de "¿Nos tomamos otra?", no son lo bastante vulnerables, y solo se ríen de temas vacuos y sonríen al paso de los Madelman hormonados del bar. Cuando, por fin, dicen eso de "Llevo un par de copas de más", significa que el alcohol ha hecho el efecto que todos esperábamos, y empiezan a evidenciar cierto calentón (les va a sobrar hasta su propia piel). Se reirán de manera escandalosa y serán ellas las que quieran cazar. Debes tener cuidado: si parece que han sufrido una verdadera "Conmoción cerebral" la situación puede irse de tus manos, y pillar o no cacho esa noche será una verdadera lotería. Tu objetivo se volverá más lento, más atontado. Se pondrá cariñosa y tendrá un par de amagos de caída de esos inexplicables. Si pasan de ahí, entrarán en la fase "La,la,la", y serán, más o menos, como Massiel en una fiesta con barra libre. Eso será incontrolable, y no podrás evitar que esa chica termine tirada por el suelo, con más pedo que vergüenza, mientras intenta articular alguna palabra y pediros que la dejéis morir.

Ahora bien, tú estrategia debe ser mantenerte, en todo momento, en un estadio equivalente o inferior a ella. ¡Pero nunca superior! Por muy perra que se ponga ella con un par de copas de más, si tú vas por la fiesta cantando La Ramona como si fueras Esteso, solo conseguirás llevarte un bofetón épico del que trovarán  los juglares durante siglos. Pero si ella quiere otra copa y tú todavía piensas con la cabeza (la que tienes sobre los hombres, animal), puedes invitarla, si ves que tienes posibilidades. Si ella se empieza a poner tan melosa que parece que va a perder el conocimiento entre abrazo y abrazo, mientras tú estás en ese momento de exaltación de la amistad: ¡tírate al cuello! Pero, si yo fuera tú, evitaría acercarme mucho a ella si va por ahí cantando como si hubiera ganado Eurovisión, o lo más posible es que acabes con tus zapatos nuevos llenos de vómito, excepto que estés tan jodido que ya lo hayas intentado con el puto Kraken. Recuerda, el alcohol es tu amigo, un gran aliado, pero si no te controlas puedes acabar haciendo un Látigo Cepa a un chica que te importa. Por si acaso, mejor no menciones al Buitre Beodo.

jueves, 29 de marzo de 2012

La regla del número π

El cervatillo herido es un animal inquieto. No está demasiado tiempo en el mismo claro del bosque y pasa la vida de flor en flor o de capullo en capullo. Y tú, lobo con piel de cordero, no siempre tienes el tiempo necesario para cazar a la presa y necesitas que siga ahí un poco más. No es la primera vez que sales de fiesta y, tras beberte dos botellas tú solo (esta Comisión se enorgullece de ti campeón) y cantar alguna que otra canción regional, decides lanzarte a por el cervatillo.

Tras mirar que hora es en tu reloj y no encontrar las manecillas te das cuenta que es digital, y lo peor, que no tienes tiempo. Vas hacia a ella y empieza la batalla. Como buen lector de Las Reglas del Juego y buitre beodo que eres, comienzas con las estrategias. Empiezas con la estrategia del cigarro (vaya, le ha hecho gracia ¡adelante!), a acortar distancias y romper la barrera de la confianza... pero es hora de irse y sabes que la cosa podría haber ido a más porque te ha pillado las indirectas, porque te ha tonteado, o porque te lo han dicho tus gnomos de colores. Intentas llevarla a casa pero ¡oh, una amiga toca-huevos salvaje apareció! Y se la lleva ella. Quedáis en hablar y se va. Entonces te preguntas, ¿cómo hago para mantener su interés hasta la próxima semana?

Del baúl de las estrategias rastreras traemos para ti La regla del número pi (π). Es la versión remasterizada de otra más antigua llamada Una de cal y otra de arena, pero esta Comisión la ha perfeccionado científicamente tras arduos trabajos de prueba, hostia y ensayo. Quieres hablar con ella durante la semana hasta que la vuelvas a ver y necesitas mantener su interés a como de lugar, así como prepararla para lo que toca y picarla algo más. Picarla pero sin excesos, que te pones cachondo y no te riega la cabeza.

Para ello vamos a elegir los días exactos en los que vas a hablar con ella, y esos días se van a medir según el número pi (π). Recordamos a los que hayan empezado a estas horas a beber, personas sin la ESO o filólogos que π = 3,1415... Es la secuencia que utilizaremos. Es sencillo, lo puedes hacer tú, lo pueden hacer ellas (ten cuidado) y hasta el gnomo de colores de tu izquierda. Hablaremos con ella 3 días (número tres). De qué y cuánto ya entra en tus dominios. Y el 4º día desapareceremos de móvil, tuenti, twitter, facebook, etc., (número 1). Después, volveremos a aparecer en escena con un "me ha pasado tal" o no si no pregunta, y hablaremos con ella 4 días (número 4), tras lo cual volverás a desaparecer otro día (número 1). Por último, vuelves a hablar con ella otra vez. La regla no sigue, no hay más tiempo. Si en estos 9 días que te damos no ha caído o la has vuelto a ver, en algo has fallado. Esta estrategia trata de mantener y acrecentar el interés de la incauta hasta que esté a punto de caramelo.

El cervatillo es un animal irracional. Demasiado interés provocará que se "agobie". Sin embargo, necesitan en múltiples ocasiones esa atención para su propio ego, y tus desapariciones planificadas les joden, y mucho, y tu objetivo es joderlas pero no de esa manera. Por tanto, al ver que no la haces ni caso un día, se pican y te acaban hablando al siguiente para que las sigas haciendo caso. Por eso desapareces, porque no tienen que saber que estás entregado plenamente en cazarla, ni tampoco pasar de ella.

Con la regla del número pi (π) conseguirás mantener su interés y aguantar hasta la siguiente oportunidad donde no puedes fallar. Amigo buitre, sabemos que no eres el más apto para la continuidad de la especie, nosotros tampoco, pero ese ciervo pastará en tu capullo.

domingo, 25 de marzo de 2012

Capitán del equipo

Queridas amigas, estábais deseando una sección femenina de la Comisión del Buitre Beodo y aquí está. Nuestro objetivo de hoy lo hemos denominado el Capitán del equipo. Tu te has arreglado más o menos como siempre, y vas a salir con las chicas de tu facultad porque te apetece noche de tias. Todas sois amigas y, en principio, sólo quereis baile y risas junto con un par de copas.

Entrais a la discoteca y oteas un grupo de unos cinco chicos, altos, pelo a lo Bieber, camisa, y pulsera JMJ. Están fuera totalmente del rango. Pero entonces pasais a su lado y el tío te mira por encima del hombro con cara de yo-a-ti-te-tengo-hecha, y lo peor: el grupito de Barbies que les acompañan que hasta entonces no habias visto y que te miran mal porque no llevas unos Jimmy Choo.

Tu sigues a tu rollito con tus amigas, pero te ha tocado la fibra. Tienes que demostrar que el Capitán del equipo y sus compinches no son ni Hércules ni Apolo y que tú, querida amiga Beodo, aspiras a más que un musculitos con cerebro de pez.

Llegas a la barra a por tu copa con una amiga, y ahí está él, pelo sedoso y mirada fulminante hacia tu escote. Le has gustado porque le da morbillo eso de que una tia no lleve un vestido embutido y tenga cerebro. Te invita a una copa porque el fajo de billetes que le ha dado papi le aprieta la cartera. Es tu momento. La aceptas, y a todo esto, el rayo láser de los ojos de la Paris Hilton (hembra alfa del grupito de cheerleaders) apunta directo a tu nuca. Le has dicho a tu amiga que se vaya con las demás, pero que no te quiten ojo. Interceptas alguna señal del individuo en cuestión, sintaxis nula, pero te da igual, ya sabes lo que quiere y se va a enterar.

El tio se acerca, torpemente, te pone el brazo en la cintura, tu le abanicas con las pestañas, sonrisa Profident y mechón detrás de la oreja. Preparas el terreno, te pones de perfil para que todo se vea bien, se va a lanzar... Y ¡Oh sí nena! Le acabas de marcar un triple, lo has hecho mejor que una serpiente tailandesa, has hecho alarde de flexibilidad y el tio casi se cae de morros de la barra. Cobra brutal. No sabes qué te gusta más si la cara de él, o la de la rubia; orgullo on the floor. Aun así querida amiga, si alguna vez has sido tan incauta de caer en sus redes, te lo perdonamos porque sabemos que, al fin y al cabo, todavía no habias podido leer esto.
Un apunte, tienes que tener preparada una excusa tipo: "tengo novio", "mis amigas me esperan" y salir pitando después.
Te vas con tus amigas, un par de bailes más y a casa, porque la noche ha sido perfecta. Te sientes Venus en un cuadro de Botticelli, y tus amigas están orgullosas de ti. Pero tienes que estar alerta siempre, nunca sabes cuando te va a pillar desprevenida el Capitán. Besitos de la sección femenina del Buitre Beodo

sábado, 24 de marzo de 2012

La confianza no siempre da asco

La sabana de la seducción es peligrosa y eso, la Comisión del Buitre Beodo lo sabe. Lo que parecía una de esas noches que a la mañana siguiente no vas a recordar, llena de ingentes cantidades de alcohol, música taladrante de fondo y gnomos de colores que no sabes que hacen ahí, se convierte en un reto, en una prueba más para el solitario buitre. Aparece un cervatillo.

Hemos visto como entender a los cervatillos en otras entradas, como distinguirlos e incluso como entrarles para conseguir nuestros más detestables objetivos, que, a veces y por suerte, también son los suyos. Pero no podemos pararnos ahí y la Comisión quiere enseñarte sutilezas para emprender nuevas aventuras entre sus piernas, pues, con tanto alcohol, nuestra línea entre seducción y acoso sexual se vuelve cada vez más fina.

La noche es larga pero no eterna. Has conseguido entrarla/conocerla con algún tipo de artimaña rastrera propia o que este blog te ha enseñado y estás hablando con ella. A pesar de lo que puedas pensar no se van a divertir hablando 5 horas contigo, las mismas horas que tienes para lanzarte a su cuello. Así, debes centrarte y romper, lo que nosotros llamamos, la barrera de la confianza.

La barrera de la confianza es un momento dado en cualquier tipo de relación entre personas donde comienza el contacto físico (no tiene por qué ser sexual, deja de pensar con esa cabeza). Ese, en principio, insignificante  hecho rompe una barrera tras la cual se crea una situación de confianza en la que ella, que es tu objetivo, se volverá más dócil y vulnerable. Nuestro objetivo es proveernos de las herramientas suficientes para provocar esa toma de contacto que rompa la barrera de la confianza y en el que tú puedas seguir desenvolviendo tus más oscuros juegos para que el cervatillo no escape.

Pero cuidado. Te conocemos porque nos conocemos, y como nosotros nos equivocamos, tú también te equivocarás. Eres un buitre, un gran buitre, pero como nosotros, eres beodo en las noches de juerga. Una mezcla de vodka, whisky y ron corren galopantes por tus venas, y si no actúas bien, esa noche va a ser lo único que va a galopar de tu cuerpo. Una cosa es el contacto, que podrá ir a mayor, y otra meter mano a la primera. Esta última suele empezar y acabar con una hostia. Recomendamos empezar sutiles. Todo llegará.

Como sabemos que tu capacidad para pensar en esos momentos estará mermada, ahí van unas cuantas ideas para crear ese contacto:

  • Primer saludo. Para desenvolverte y entender un poco de lo que te hablamos no seas soso, no la des dos besos y ya. Cuando te la presenten o la saludes la coges el brazo como si fuera un gesto natural o la mano a la cintura. Es lo más insignificante que deberías hacer, pero por que te vayas soltando.
  •  Oídos sordos, manos sueltas. Si te encuentras en una discoteca, pub, antro de música alta, tienes la excusa perfecta. Si estas hablando con ella no oirás nada por la música, algo que quizá en algún momento te parezca gloria. Pero esa música alta es la excusa perfecta. Finge que no la escuchas y empieza a acortar distancias, a arrimarla tú, apoyarte en su brazo para acercarte a escucharla y no quitarlo, etc. Dale un poco a la imaginación pero aprovecha la situación. Dos copas más y no serás capaz ni de escuchar la música. El tiempo corre, el whisky también.
  • Restreguetón. Esa música que no para de repetir cosas como 'Dale mami', 'Súbelo/bájalo' o que la eches gasolina, puede convertirse en tu mejor amiga. Lo se, parece imposible pero es cierto. Ponte a bailar y restriega cebolleta. Buitre 1, barrera de la confianza 0.
  • Huida ensayada. No todas las situaciones se te presentarán en una discoteca. Si te encuentras en un sitio con mejor acústica y gente, véase un botellón, utilizaremos otros modos. Siempre y cuando ignores esos gnomos de colores (deja de beber y céntrate) ensayarás una excusa con la que agarrarás al cervatillo de donde quieras y la apartarás del grupo. Objetivo 1: establecer contacto (conseguido). Objetivo 2: Quedarte a solas (conseguido). Te quitas así la pesadez de no poder entrarla por tener a un grupo de individuos mirando o la típica amiga toca-huevos. Esta 'huida ensayada' podrá venir precedida de cosas como "No aguanto a este tío/a (lo dices al oído), vamos un poco más para allá porfa" o "Que tema más aburrido para estar de fiesta, vamos a dejarles con lo suyo", etc. ¿Entiendes la idea no?
  • Playa vaya vaya. Porque no todo es cazar entre vasos de plástico rotos y música atronadora tenemos el más clásico de los clásicos: dar crema en la playa. Es una situación en la que no puedes escudarte en el alcohol, pero si romper la barrera. Ello no te aseguro el éxito, pero sí estar un paso más cerca de él.
Ya lo decía tu abuela, la confianza da asco, y lo que pasa por tu cabeza cuando estas en plena caza no lo da menos. Aquí te dejamos un pasito más que te ayuda a cazar el preciado ciervo. No es ni el primer paso, ni el último. Ahora sí es momento de pensar con las dos cabezas, salir a la sabana de la seducción y darlas "con fianza".

miércoles, 21 de marzo de 2012

Hasta el rabo todo es toro



Si le preguntaras a cualquiera, seguro que situaría entre las 10 normas básicas del ligue, una tan antigua como imprescindible: no desesperes. Y no es porque sea una fórmula mágica, sino porque a más intentos, más probabilidades tendrás de que la presa se despiste. Porque el cervatillo herido es una presa indefensa, pero no por ello deja de huir. Así que ya sabes, mientras queden opciones, sigue intentándolo. Que haya o no opciones es algo que debes valorar tú. Esa es la parte fácil, siempre y cuando no te hayas bebido hasta el agua de los jarrones.

Ahora, aun no has tenido posibilidad de atacar en toda la noche. O te has atrevido ya y la cosa ha fallado. Pues recuerda la norma: no desesperes. Te queda la mejor baza de todas: la despedida. Para esta estrategia debes estar desesperado. Y para llevar a cabo esta estrategia suicida te será de gran ayuda, aunque no imprescindible, disponer de coche. Porque si ves que la noche está ya tan avanzada que la chica ya no se sostiene, tienes la mitad del trabajo hecho. La otra mitad depende de que tú si te sostengas. Es el momento de ofrecerte, descuidadamente, a llevarla a casa. Busca una excusa para irte tú. Y asegurate de que ella se entere de que te vas. Es especialmente importante que analices bien en este momento si tienes oportunidades. Si responde con desdén a tu tentativa de huida, es el momento de irte a dormir. Y remarco, a dormir. Y remarco de nuevo: sólo. No quiere. No te preocupes, es lesbiana seguro.

Pero si te dice: ¿Ya te vas? O en su defecto: ¡No te vayas aun, es muy pronto! O la mejor posible: ¡Venga la última! Cualquier interjección, risa o gruñido (tú sabrás cual es tu presa, yo en eso no me meto) que pueda dejar entrever que no quiere que te vayas, es tú momento. Busca cualquier razón desinteresada para tener que irte YA. Y con menos expresividad que ingenio tiene un futbolista, ofrécele llevarla a casa. Y ahora, piensa con cabeza. Con la de arriba, por favor. El cervatillo no es tonto. Podrá tener más o menos luces, pero toda presa es experta en localizar a su depredador. Si acepta tu propuesta, sabe lo que quieres. Así que controla la situación, subiros al coche y, sobretodo: evita que se duerma. Es el momento de darle conversación. Recuerda lo que decíamos en la primera entrada: no te pongas nervioso, no te pongas cachondo y no hables de tu equipo pokemon. Es el momento de hablar de ella, y a poder ser de algo que facilite lo que vas a hacer después. Sí señor, lo has entendido: habla de lo borracha que está. Que se de cuenta, búscale las cosquillas hasta que diga cualquier cosa que se parezca a “llevo un par de copas de más”. Saca tu diccionario genio. ¡Eso es una puerta abierta!

La mantienes despierta. Llegas a su casa. Te paras en la puerta. Y ahora tira de cliché. Toda chica ha visto una película mala americana. Seguro que lo está pensando. Así que aprovecha que está avisada pero atontada por tu mejor aliado, el alcohol. Sácale una conversación que suene a despedida. Preguntale qué tal la noche. Bromea con el favorazo que le has hecho trayéndola a casa. Ve acercándote durante la conversación. Y ahora no es momento de gentilezas: ¡Ataca! Nada de 90-10 como dicen en las películas. Haz tú toda la distancia. Siempre será mejor una bofetada que una cobra. Y luego ya, que te quiten lo bailao.

Siempre te queda un plan B si no tienes coche. En lugar de llevarla, acompáñala. Se descarado. Acción reacción: “Me voy a casa” – “Te acompaño”. “Cojo este metro” – “Te acompaño”. “Me voy a la cama” – “Te acompaño”. Estais solos. Si te llevas la bofetada, niega que haya ocurrido. Y sobretodo, no menciones al Buitre Beodo.


martes, 20 de marzo de 2012

La táctica del fumador

Ya sabemos que eres un fucker, un auténtico killer en lo que a seducción se refiere. Todo el mundo sabe que eres, al ligue, lo que Zidane al fútbol. Aún así, puedes aceptar consejos. Y para eso estamos nosotros. Porque seguro que te has preguntado mil veces si funcionaría esa táctica para entrar a las chicas que tantas y tantas veces has visto en la Gran Pantalla. Nosotros las hemos probado, y queremos darte nuestras conclusiones.

Estando con tus amigos tomando unas copas (muchas copas) observáis a los lejos a un par de hembras de excelente anatomía que entran al garito. Tomaros un par de minutos para aseguraros de que están solas. Solas de verdad, en serio, no os conviene buscaros un problema yendo ya tan cocidos. Mientras tanto, fijaos bien en ellas, por si acaso les gustan más los huevos en tortilla que con salchichas, ya me entiendes. Si después de mirarlas un tiempo prudencial aún os gustan, y si no os han denunciado ya por acoso, estáis preparados para empezar una compleja danza de cortejo para la que vais a necesitar muy poco, pero funciona notablemente bien. Notablemente porque, aunque no es infalible, hasta ahora nunca nos hemos llevado una bofetada de regalo utilizándola. 

Sólo necesitáis un par de cigarrillos, y un mechero. No hace falta que fuméis, pero sí tener un poco de morro. Tú, que vas lo bastante borracho como para atreverte a cualquier cosa, pero no lo bastante como para salir ardiendo cuando se encienda el mechero, te debes acompañar de uno de tus amigos. No es imprescindible, pero te hará sentir más seguro sabiendo que él, que va tan pedo que si tose delante de las chicas les va a teñir el pelo de otro color, está mucho más ridículo que tú.

Acercaros a ellas con naturalidad, aunque no estén en la mesa más cercana. Es uno de esos movimientos totalmente carentes de disimulo que deben hacerse, en ocasiones, para que las cervatillas entiendan perfectamente a que vamos, antes de que abramos esa torpe boca que tenemos. Cuando lleguéis, os colocáis los cigarrillos en la boca, con el mechero convenientemente escondido en una mano cerrada, o en el bolsillo. Debéis pedirles fuego. 

Si no tienen mechero, tú rápidamente sacas el tuyo . Que funcione, no seas cutre. ¡Pero no te lo enciendas tú, cacho bobo! Se lo das a una de ellas (a la más fea, no vaya a ser que te pongas tan nervioso que te cagues encima), y le pides fuego otra vez, cómo si acabarais de llegar a su mesa. Ellas se van a reír. Ahora bien, debes  intentar traducir su risa. Si te hace sentir pequeñito, ridículo, o una de ellas te mira con cara de asesina: vete. En serio, no pasa nada, seguro que son lesbianas. Pero si se ríen con una amplia sonrisa, se miran entre ellas, se tapan la boca, o se ponen rojas, pídeles su número, su tuenti, su twitter, su facebook, su messenger, su fotolog, su teléfono, su dirección, su grupo sanguíneo y la raza de su perro. Invítalas a acompañaros, siendo educado (ya volveremos a este punto en otra entrada) pero no gilipollas, y seguramente consigas empezar una conversación. Ya tienes la mitad hecha.  

Si tienen mechero necesitarás ser un poco más rápido, más avispado. Cuando vayan a sacar el mechero, muy descarado, para no hacer un estrepitoso ridículo, les dices que no fumas, pero que te ha parecido una buena estrategia para hablar con ella. O también puedes fumártelo, meterte el rabo entre las piernas, e irte a dormir; borracho, con los pulmones llenos de mierda, y un poco más fracasado que ayer. En cualquier caso: no menciones al Buitre Beodo bajo ninguna circunstancia. Al fin y al cabo, no pierdes nada por intentarlo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Traducción simultanea


Hay numerosos cambios que ocurren en el mundo de tu alrededor y que son responsables de que no entiendas una mierda. De todos los cambios, el más responsable de tu situación son las modas, las corrientes ilógicas que hacen que todos los peces acaben en un mar extraño y que las truchas remonten hacia ninguna parte.

De todas esas modas, la peor y más ambigua, la que más te desconcierta, son las modas en la forma de hablar. Están basadas en lumbreras que salen en los programas de televisión y que crean expresiones nuevas a base de utilizar mal las que ya existen.

De todas las personas a las que les afectan las modas, las peores son las chicas que te interesan. No es que realmente sea así, sino que son las únicas a las que escuchas. Al final no las entiendes, no sabes si las señales que te envían son buenas o malas, y por más que traten de explicarse, tu confusión va en aumento. Por eso necesitas estas pequeñas reglas para traducir todas esas cosas que dicen mal.

La mayoría de las veces, lo que dicen no tiene nada que ver con lo que quieren decir. Cuando dicen que “quieren mandanga”, y tu cabeza viaja al siglo pasado, a aquel video del Fari cantando sobre el tetrahidrocanabinol, sencillamente: te equivocas. Te equivocas porque para los neo-modernitos, aquellos alternativos que solo se distinguen de sí mismos, la maría ya no es transgresora, así que no hace falta una palabra para ocultar su consumo. Así que ahora la mandanga pasa a significar aquello que pueden significar todas las palabras. Las chicas no quieren mandanga, quieren polla. Así que esta primera traducción es especialmente importante, porque es de las pocas veces que van a pedirte precisamente lo que quieres darles. Otra expresión que han retransformado es aquello de “un par de copas de más”. Lo que para nosotros siempre a significado “me he bebido la botella entera y voy tan borracho que no puedo sostenerme”, para ellas ahora significa “he probado media copa de un amigo y ahora estoy perrísima”. Aunque el tema de la bebida siempre ha sido difícil de interpretar, ahora lo tenemos un poco más fácil: si aun twittea sin faltas de ortografía, está perfectamente. Si twittea gilipolleces con mil faltas de ortografía, o es famosa o está borracha.

Pero hay otras veces, las menos, que dicen precisamente lo que quieren decir. Y esas veces son las jodidas, porque tú, esperando algún tipo de artimaña a las que te han acostumbrado, disparas la imaginación para intentar interpretar la mente del cervatillo. Por ejemplo, cuando dicen: “No eres tú”, quieren decir justo eso: no eres tú...al que se quieren pinchar. Cuando te dicen “necesito un tiempo”, dicen justo eso: necesitan un tiempo, el que tarde el otro tío en echarles el polvo que quieres echarles tú. Como te habrás imaginado, siempre que las cosas suenan a lo que son, falta información. Y es que el neutro “estoy deseando irme a la cama” puede empeorar para convertirse en un “estoy tan cansada que estoy deseando irme a la cama”, o mejorar hasta un “siempre que bebo un par de copas de más acabo deseando irme a la cama”.

Hay otras expresiones clásicas cuyo significado ha evolucionado. Ahora “tenemos que hablar” significa estás jodido.”Es complicado” es la fórmula elegida para decir: me follo a un amigo. “Tengo una relación abierta” es una expresión más utilizada de lo que cabría esperar, y que viene a decir: le pongo los cuernos a mi novio continuamente y no se huele nada. El mítico “es un tío súper maduro” es una forma de decir que el George Cloney en cuestión tiene un Audi, pero sin perder la careta de gafapaster.

Desde el Buitre Beodo nos comprometemos a actualizar con cierta frecuencia los códigos jeroglíficos de las presas para que no tengas que calentarte la cabeza más que el traductor de Mariano Rajoy. Pero como norma general recuerda que, lo que parece un pato, huele como un pato y hace cuack, suele ser un pato. Así que fijate bien en el tipo de gilipolleces que diga el cervatillo herido. Pueden evitar que acabes hincándole el diente a un pato.

domingo, 18 de marzo de 2012

Delfines o tiburones

Buitre beodo, estás cansado de volar y que esos "putos conejos" sean lo suficientemente rápidos para no cazarlos, así, esta Comisión te invita a posarte en una rama y descansar. Porque no todo es perseguir, sino también comprender. Te has dado muchas veces de hostias en esta cacería incesante del cervatillo herido, pero no deseperes, pues ese cervatillo en algunas ocasiones no era un cervatillo. De entre nuestro afamado 'Bestiario' recogemos una nueva presa para tí, una hasta ahora desconocida: El tiburón.

Desde la Comisión del Buitre Beodo nos hicimos las siguientes preguntas:

- ¿Qué es más bonito, objetivamente, un delfín o un tiburón?
- Un delfín.

- Pero, ¿preferirías nadar entre delfines o entre tiburones?

En efecto joven buitre, lo sabes y no lo escondes, estás más salido que las lorzas de Falete y sabes que es mucho más excitante nadar entre tiburones que entre delfines. Porque te gusta el peligro, la posibilidad de caer y no haber caído, de que te muerdan y comerte sus aletas. Esta nueva presa, peligrosa pero perseguida, es uno de los grandes retos que el buitre beodo debe asumir constantemente.

Este tiburón es aquella chica con un punto muy duro, en contraposición a esa pijotera y cantarina delfín, el lado oscuro de la luna. Hablamos de un ser que te reta a beber cerveza, a saltarse una valla, que fuma riesgo, o que busca cualquier actividad nada moral, y que a tí te pone. Porque no escucha a los 'Melocos', escucha 'Platero y tú', porque no le gusta el cine, le gustan los billares, porque no apaga la luz, la enciende. Creo que ya sabes de que hablo. De esa chica que a la mañana siguiente se ha ido ella, y no tú. Pero, como hemos dicho, te has dado muchas veces de hostias, porque saliste a nadar entre tiburones y te olvidaste la jaula. Mientras, tú, más beodo que nunca, sólo pensabas en meterte en su boca, no avistaste las 7 largas filas con 90 dientes en cada una que tenía. Y te mordió. Te convertiste en el cazador cazado y la cagaste. Se trataba de ver quien era el más duro en este juego de dos y cambiaste tus fichas por sentimientos, y ella ganó. Te faltó la jaula y ahí está el secreto.

Por eso, joven buitre, no debes caer nunca en la trampa. Hay que darlas carnaza, que huelan la sangre que las atraiga y las hagan dar vueltas alrededor. Disfruta ese momento. Saca el brazo, la pierna, y pícalas. Quieren hincarte el diente y tu hacerte una sopa, pero si sales de la jaula, estás muerto.

El tiburón se convierte en una presa muy difícil de cazar, pero hay que cazarla. Nuestro estado etílico no puede hacernos flojear en nuestros intentos, ni tampoco entre sus piernas. Así que enfunda tus plumas, alza el vuelo y lánzate a la caza del tiburón blanco, del placer-riesgo y, sobre todo, no olvides tu jaula.

sábado, 17 de marzo de 2012

La mujer MSN

Te fijas en una pivita una noche, un cervatillo de estos que se quedan mirando todos los tigres de la sabana como si con sólo mirarla ya la fueran a clavar el diente, y lo que no es el diente. Tú, que aunque no seas un tigre tampoco eres una hiena, utilizas la estrategia del cocodrilo, y esperas a que ella se te acerque antes de atacar. La conoces, tomáis algo y, por supuesto, no invitas porque no lo ves muy claro. Que tampoco hay que ser tonto.

El caso es que durante toda la noche tú lo intentas y lo intentas, ahí, constante, al acecho. Intentas sacarle algún comentario picarón, alguna risilla. Si se ríe de una broma sobre tu polla, ya lo tienes todo hecho. Pero, ¡qué cabrona! Ni se ríe ni se enfada, ni asiente ni desmiente. UNA SOSA. Al final, cansado, cachondo, pero seco, te vuelves a tu casa, no sin antes pedirle su número. Por si acaso, mejor le pides también el twitter y la sigues, que así no te engaña. 

A la mañana siguiente, después de beberte 6 litros de agua en un intento desesperado por quitarte ese sabor a whisky de lo más interno de tu ser, consigues acordarte de que anoche no pillaste ni un poquito, y de la chica en cuestión. Empiezas a mantener con ella una lucha encarnizada, casi a muerte, una especie de batalla a contrarreloj intentando establecer entre los dos una línea de comunicación segura para hablar tranquilos. A ver si sobria es más fácil de cazar...

Y para tu sorpresa: ¡sí! Es más maja, más agradable, te hace ella hasta algún complidillo, saca esa falsa modestia que solo ellas consiguen hacer tan poco convincente cada vez que le haces un piropo. Empezáis a hablar, a contaros cosas, bromas sobre sexo... Te dice que a ver si os veis otra vez, aunque mañana no pueda porque su tía-abuela la del pueblo ha venido a la ciudad. Al final, te acuestas a las 3 de la mañana pensando que eres un triunfador, que la tienes en el bote. Joder tronco mira que eres tonto.

Te levantas y tienes un toque, una llamada, un mensaje suyo.... "¡Esta quiere polla!" piensas. Es aun más maja, más agradable, te hace cumplidos, y saca esa falsa modestia que solo ellas consiguen hacer tan poco convincente cada vez que le haces un piropo. Empezáis a hablar y pasáis directamente al "pues podíamos vernos" (en todas sus posibles variantes: "A ver si es verdad lo de la piscina", "¿vas mucho a ese antro? A ver si coincidimos"), aunque mañana no puede porque tiene que cuidar de los hijos de la vecina del quinto. Al final, te acuestas a las 3 de la mañana pensando que eres un triunfador, que la tienes en el bote. Tío, estás ciego.

Lunes. Te levantas y te ha puesto un whatsapp: "¿Qué tal guapetón?" Tú ya no cabes en ti. Cuando habláis es todavía más maja, más agradable, saca esa falsa modestia que solo ellas consi... ¡¡HOSTIA PUTA!! ¡Si eso ya lo pensaste ayer! Y entonces lo comprendes todo. Esta tía no quieres quedar contigo: quiere HABLAR de quedar contigo. Esa mujer no quiere liarse contigo: quiere HABLAR de liarse contigo. Esa mujer, en definitiva, no se tendrá sexo contigo, va a HABLAR de tener sexo contigo.

No te fustigues: no eres ni el primero ni el último que le pasa. Es un caso muy habitual: es una mujer MSN (un modelo de hembra que el Buitre Beodo avistó por primera vez en Messenger, los años nos contemplan).  No le gusta el cine, si no los trailers que ponen antes. No le gusta el teatro, si no la estancia en la antesala. No le gustan los libros, si no el resumen de la contraportada. En definitiva: solamente le gusta tontear, zorrear, restregarse, bailar guarro, emborracharte y darte abracitos... PERO NO QUIERE SEXO. 
Lo siento muchacho, mejor no lo intentes más.


viernes, 16 de marzo de 2012

En busca del cervatillo herido

La naturaleza es una mierda. Darwin lo sabía, tú lo sabes y la Comisión Especial del Buitre Beodo lo sabe. El objetivo de todo ser vivo es el de poner sus huevos dentro de un ente del sexo opuesto, del mismo sexo, pero siempre, a ser posible, de la misma especie. Y queremos ayudarte. Porque sabemos que los que no resultan más aptos y los que no aportarían nada a las futuras generaciones también tienen derecho a mojar. Porque sabemos que tu intención no es perpetuarte, sino batir estadísticas. Porque el complicado proceso de la evolución darwiniana se ha transformado en un juego, y no uno cualquiera, sino el más cruel y doloroso al que se pueda jugar. Nosotros queremos entender ese juego, y comunicarte nuestras conclusiones.

El Buitre Beodo, se encarga, desde hace años, de velar por la capacidad de perpetuación de sus miembros, así como de su habilidad para detectar situaciones de peligro, de retirada y de ataque. En otras palabras, somos un grupo de gatitos organizados buscando parecer tigres en la peligrosa sabana de la seducción. Nuestro objetivo, muy rastrero, es buscar a ese cervatillo herido que pide ser cazado, pero a la hora de hacerlo, opone resistencia. Y vaya si se opone.

 El cervatillo, una vez captada tu atención mediante extraños sortilegios, con miraditas, bailes exóticos y depravaciones varias, tratará de zafarse de ti mostrando su poder y dominio, su agilidad para escaparse de los tigres. El cervatillo herido ha resultado ser mucho más peliagudo de cazar de lo que pensabas. En parte porque se camufla, en parte porque tus sentidos están más que trastornados por los efectos etílicos, que irán en aumento a lo largo de la noche. Lo principal, es no ponerse nervioso, no ponerse cachondo, no hablar de tu equipo pokémon ni de cuántas veces ha ganado el Madrid la Liga. Pero las técnicas hay que pulirlas, y lo sabes. Lo sabes porque no ligas. Sí, es duro de aceptar, lo sabemos. Bienvenido a la naturaleza, y a nuestro blog.

Acompáñanos en la búsqueda de leones y leonas con piel de corderitos. Acompáñanos a través de la flora y la fauna de las noches de fiesta. Y sobre todo no desesperes. La caza del cervatillo herido no es cosa de uno, y no es cosa de un día. La evolución tampoco.