lunes, 20 de agosto de 2012

De rebote

Hace ya unos meses, te hablamos de un extraño, huraño y escurridizo ser: las exnovias. Ya sabéis, estas tías que un día nos parecían maravillosas y extremadamente follables; y al día siguiente solo nos parecen extremadamente follables. Si no has leído la entrada, te recomiendo que la leas antes de esta, porque entenderás mejor la lógica femenina de la que te queremos hablar hoy; aunque esto último sea casi una antinomia de definición (ya sabes, decir "entenderás mejor la lógica femenina" es casi como decir eso de "esta afirmación es falsa").

Ahora que ya estamos todos en el contexto adecuado, te proponemos que recuerdes como han sido todas tus rupturas, como fueron las rupturas de tus amigos, como fueron las rupturas que te contaron tus exnovias y como son las rupturas en televisión o en el cine. Te evitaré ese esfuerzo antes de que caigas presa de una diarrea mental y de paso ahorraremos algo de tiempo: las rupturas tienen rebote. Exactamente igual que una pelota cayendo; tienen mayor rebote cuanto mayor sea la altura desde la que caen. Las relaciones largas, duraderas, tienen un rebote mayor, rebotan muchas veces y los rebotes parecen casi otra relación; mientras que las relaciones cortas rebotan poco, y las recaídas son discretas y silenciosas.

Cuando una relación termina, eso no ocurre con un golpe seco (excepto que tirándoos los tratos a la cabeza, os deis, que entonces si termina con un golpe seco, y bastante sangre; pero eso te lo contaremos en otra entrada). En realidad, vas a recaer, una y otra vez; hasta que las recaídas os resulten tan tóxicas para ambos que no rebotéis más. Como ya te contamos en la entrada sobre tus exnovias, las recaídas pueden molar (que entonces son cortas y cuando termináis cada uno se pone sus pantalones y te vas a tu casa), o pueden ser solo el paso previo a otra ruptura, donde te echen otra vez en cara un montón de cosas que tú no quieres escuchar. Y ese proceso se repite de forma sistemática, con rebotes cada vez más cortos y juntos, en los que debes saber aprovechar la oportunidad y no olvidarte nunca de usas precauciones (y no me refiero solo a la gomita; debéis dejaros bien claro que solo es un rebote, ¡y nada más!).

¿Y por qué es tan importante saber esto? Pues para empezar, para que tengas tu casa limpia y tu cama hecha por si viene tu ex a casa. Pero no siempre vamos a ser tan frívolos. Esto debe servirte para para entender bien la temida lógica femenina. ¡Debes ser raudo! Si tu objetivo, esa chica a la que quieres beneficiarte desde hace semanas, va a quedar con su ex: ¡queda tú con ella un par de días antes! Porque es muy jodido competir con un tío que ya sabe bien como le gustan las peleas en la cama (o en la ducha o sobre una mesa, ahí no nos metemos nosotros). Intenta anticiparte a sus movimientos, si ese cervatillo está herido será más fácil de cazar, debes aprovechar tu oportunidad... Pero cuidado. Si la pillas en un rebote, la lógica femenina la empujará más hacia el olor del helado de chocolate y las pelis que hacia la testosterona. Y eso no es lo que nosotros queremos. Queremos sudor, pero no lágrimas. Ya sabes, por si acaso no menciones los consejos del Buitre Beodo, por si sale mal.